Ven, dame café.
Apenas me había despertado con el ruido del agua bajando en el sanitario, sin abrir los ojos busqué su cuerpo en la cama y entendí que era Él en el cuarto de baño, me sentía los labios hinchados, me sonreí reviviendo los tiernos mordiscos que me gustaron.
Regresaba Él con el paso lento del cuarto de baño, arrastraba los pies cuando le vi por la rabiza del ojo, todavía estaba aún algo oscura la habitación, sin poder incorporarme a punta de pie tome una taza de su mesita de noche y le dije: “Ven, dame café”.
Él se paró justo al lado de mi pierna, agarró la taza y la apartó de mis dedos, entonces sin hablar sus manos recorrieron mi piel con una sensualidad ilimitada buscando el centro de mi cuerpo, luego mirándome a los ojos me despojó despacio de las pijamas.
No sabía hasta hoy cuánto placer me faltaba, mis anhelos eran ilusiones ingenuas pues no había vivido el acto verdadero de amar y ser amada sin contemplamientos, sin prejuicios ni perjuicios tuve sus caricias, su natural forma de hacer el amor me encantó.
Regresaba Él con el paso lento del cuarto de baño, arrastraba los pies cuando le vi por la rabiza del ojo, todavía estaba aún algo oscura la habitación, sin poder incorporarme a punta de pie tome una taza de su mesita de noche y le dije: “Ven, dame café”.
Él se paró justo al lado de mi pierna, agarró la taza y la apartó de mis dedos, entonces sin hablar sus manos recorrieron mi piel con una sensualidad ilimitada buscando el centro de mi cuerpo, luego mirándome a los ojos me despojó despacio de las pijamas.
No sabía hasta hoy cuánto placer me faltaba, mis anhelos eran ilusiones ingenuas pues no había vivido el acto verdadero de amar y ser amada sin contemplamientos, sin prejuicios ni perjuicios tuve sus caricias, su natural forma de hacer el amor me encantó.
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