Su rostro todo lo decía
Lo alcancé a ver a lo lejos, caminaba despacio por la acera sur, traía los pasos lentos sin pisar las líneas del cemento, no parecía tener prisa. Al verme no pareció sorprenderse, apenas me dijo “hola Tú” y siguió su casual paseo vespertino. Wao! Aquel inconfundible saludo que tanto disfruté a principios de año hoy me pareció vacío, su voz me sonó hueca, sus ojos lucían cansados y sin más bajó la mirada retomando el ritmo de su caminar.
Al responder su saludo quise decirle que parara un rato, que se sentara en mi mesa para conversar, la tarde ya terminaba, el cielo se vestía de gris y el ambiente olía a lluvia, pero a pesar de respirar dos veces no me atreví ni siquiera a pronunciar su nombre, creo que me faltó valor, o mejor dicho, me sobró nostalgia. Cerré los ojos y antes de que estuviera lejos nerviosa me paré y osada le dije, “oye, Guapo, ven, acompáñame un rato”.
Aquel señor maduro, otrora encantador poeta urbano y gentil caballero, que fue siempre divertido y todavía es bien parecido, paró de caminar y volteó lentamente su rostro hacia Mí. Al ver su reacción, espontánea sonreí para animarlo a aceptar mi invitación, mi intención era sana y mi deseo de compartir un rato a su lado era sincera, siempre disfruté con sumo beneplácito cada instante de su compañía, en cualquier lugar, a cualquier hora.
No bien tomó unos pasos hacía Mí ubicación cuando le escuché decir, “has de saber que te quiero como siempre y que, a la vez, te extraño como nunca, quizá recuerdas cómo soy, igual Yo no te olvido, mas has de considerar que no podemos avanzar en el camino sin tener los mismos objetivos, anda, vive a tu manera, que serás feliz”. Antes de hablar ya su rostro todo lo decía; me quedé calladita, para verme más bonita, como decía mi abuelita.
29-Abr/2020 (Serie 4x440)
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