Su recuerdo
Sin pretenderlo a veces la recuerdo, no con pena, tampoco con resentimiento, simplemente algunas veces su recuerdo se hace presente cuando paso por algún lugar donde alguna tarde con Ella anduve, si acaso ya es de noche y la recuerdo es diferente, pues seguramente estuve más cerca de su respiración, sin mala intención, pero es que esos recuerdos son intensos, fugaz antesala de aquello que pudo haber sido y nunca fue. Sólo son recuerdos.
Me quedó su recuerdo vivo en las manos, pegajoso entre los dedos, esos que sueltos anduvieron curiosos vientre abajo, y más allá, buscando cómo llegar hasta el monte de venus para entregar en su cima con todo fervor las caricias más tiernas que conozco. Después de eso la historia se cuenta en otro tono, al compás de unos gemidos discretos que denotan un placer genuino que se delata sin remedio en medio del silencio de la noche sin luna.
Aquellos suaves movimientos circulares de sus caderas parecían involuntarios, tal vez era costumbre sin memoria de un cuerpo con deseos insatisfechos, quizás la simple sed de placer carnal, pues en cada pausa apretaba mis manos contra su humanidad. Ingenuo todavía me queda vagando en la memoria otro recuerdo, más sutil, el de niña mujer comiendo caña, saboreando los dulces néctares de la vida misma, así, su contacto visual no lo olvido.
Su recuerdo, que en término general es ameno, es una especie de evidencia para que no se pierdan en el olvido los sabores diferentes de unos ratos agradables, que luego no tuvieron mayores consecuencias, pero sí fueron para aprendizaje empírico de una materia que por muchos años estuvo pendiente de cursar en la escuela de la vida, donde la teoría es para la poesía, pues en la práctica la cosa cambia. ¿Qué más decir? A veces la recuerdo.
11-Abr/2020 (Serie 4x440)
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