Una espera larga
La tarde despachó su mirada de la tierra caliente ya, ha dado paso a la noche oscura. La luna no ha dicho presente... Las palabras de bajo tono que una noche, aquella noche, representaron la cruda verdad de la realidad, hoy resultan arrepentidas y embusteras. Esther espera cada noche una visita especial, que le haga recordar la felicidad de antes, espera volver a hacer el 57 ó el 61, ó el 19, ó el 32, ó el 40... Pero noche tras noche la puerta se abre y se cierra y no llega su ambición, sólo pasan cometas prendidos que alumbran su piel por un momento y luego siguen su trayectoria; la flor del pubis ya no es fragante, hoy está deshojada y yace triste, hoy no tiene quién la cuide. Resulta difícil volver atrás, volver y pedir perdón y mendigar amor, resulta muy difícil borrar la cara de orgullo una vez que se ha dicho todo. Cansada, con unas sucias monedas sonando en su bolsillo se aleja para siempre del Café Ariel, donde pasó tantas noches burlando la pena con la mueca d...