Treinta años
De pequeño escuchaba una melodía en una voz del cono sur decir que "veinte años no es nada" y me parecía realmente increíble que alguien pudiera pensar aquello, pero lo cantaba la gente y así nomás lo dejamos. Sin pausa empezaron a pasar los años, los míos, todo fue pasando como solo sabe hacerlo el Tiempo, y hoy me encuentra el Destino todavía contando, los años suman más de treinta y no para la cuenta ni paran las ansias de ser feliz.
Durante treinta años no supe dónde estabas, no me enteré de cómo iba tu vida, no me imaginaba nada de lo que hacías ni siquiera donde vivías, tampoco supe si alguien te amaba enamorado, si acaso te abrazaba en las madrugadas para darte con pasión su amor, y sin embargo muda la Fortuna me seguía por doquier mientras inocente cada hora de cada día de cada mes sin retraso se cumplía, así cada vez mis besos quedaban devorados cual alimento.
Te comento que no suelo ser muy curioso, entiendo que para eso están los gatos y ya es bastante con ellos, pero a veces sí me interesa saber por qué pasan ciertas cosas (a menos que la explicación duela más que la razón), así que me puse a meditar copa en mano y queso en boca sobre los azares que nos separaron primero y nos juntaron después, y no encontré razones ni causas y mucho menos consecuencias, de modo que cerré la investigación.
Si pude esperar treinta años para darte ese primer beso seguramente puedo esperar que pasen cuarenta días más para besarte de nuevo, si no tuve prisa antes para abrazarte de cuerpo entero no tengo por qué ahora apresurarme a tu encuentro, igual sé que todavía guarda la lengua en tu boca el sabor de mis besos, que morder otra vez mis labios te gustaría, que aunque el orgullo silencie tu voz cada vez me quieres todavía y todo lo sabes Tú.
Durante treinta años no supe dónde estabas, no me enteré de cómo iba tu vida, no me imaginaba nada de lo que hacías ni siquiera donde vivías, tampoco supe si alguien te amaba enamorado, si acaso te abrazaba en las madrugadas para darte con pasión su amor, y sin embargo muda la Fortuna me seguía por doquier mientras inocente cada hora de cada día de cada mes sin retraso se cumplía, así cada vez mis besos quedaban devorados cual alimento.
Te comento que no suelo ser muy curioso, entiendo que para eso están los gatos y ya es bastante con ellos, pero a veces sí me interesa saber por qué pasan ciertas cosas (a menos que la explicación duela más que la razón), así que me puse a meditar copa en mano y queso en boca sobre los azares que nos separaron primero y nos juntaron después, y no encontré razones ni causas y mucho menos consecuencias, de modo que cerré la investigación.
Si pude esperar treinta años para darte ese primer beso seguramente puedo esperar que pasen cuarenta días más para besarte de nuevo, si no tuve prisa antes para abrazarte de cuerpo entero no tengo por qué ahora apresurarme a tu encuentro, igual sé que todavía guarda la lengua en tu boca el sabor de mis besos, que morder otra vez mis labios te gustaría, que aunque el orgullo silencie tu voz cada vez me quieres todavía y todo lo sabes Tú.
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