Tu presencia primera
No es lo mismo conversar largo rato por un medio digital, en cualquier pose, sin afeitar y vistiendo pijamas que tenerte de frente mirándome sin parpadear, de sólo imaginar que te voy a ver en persona las ansias aceleran mis ideas con ilusiones, pero siendo adulto ya en proceso de maduración, no llevo prejuicios ni perjuicios para este encuentro improvisado que creo confirmará las primeras percepciones de Ti, y confío que irá todo bien.
De camino a nuestro reencuentro aquella prima noche pensaba de todo y sabía que cualquier cosa podría pasar, aunque no sabía Yo qué esperar de Ti ni tampoco cómo empezar siquiera a hablar Contigo, pero nada me iba a detener ya, así que confiado respiré dos veces y tranquilo seguí buscando la dirección, mi llegada fue oportuna y la espera para tu presencia primera fue corta, entonces te vi y sin el paso del tiempo comprender te reconocí.
No sabía cómo mirarte después de tanto tiempo sin ver, quizá la cosa ahora tiene variantes; no sabía cómo abrazarte después de tanto tiempo sin abrigo, acaso sin saber si tenías frío; no sabía qué pedir después de tanto tiempo sin tener, tal vez ahora es distinto el asunto; al llegar Tú sólo sentía un bienestar que me daba paz, había de repente en el ambiente una energía diferente que me hacía sentir importante, nuestras almas hablaban.
Sólo los expertos pueden improvisar ante cualquier situación y siendo Yo apenas un tímido aprendiz me toco subir la empinada cuesta de tu imponente presencia para interpretar tu personalidad, tu mirada y tu sonrisa eran tan elocuentes que no podía apartar mis ojos de tu cara, por ello la curiosidad tuvo que esperar verte caminar para poder notar los elegantes movimientos de tus caderas con tus piernas, ya luego tus pies más se lucieron.
De camino a nuestro reencuentro aquella prima noche pensaba de todo y sabía que cualquier cosa podría pasar, aunque no sabía Yo qué esperar de Ti ni tampoco cómo empezar siquiera a hablar Contigo, pero nada me iba a detener ya, así que confiado respiré dos veces y tranquilo seguí buscando la dirección, mi llegada fue oportuna y la espera para tu presencia primera fue corta, entonces te vi y sin el paso del tiempo comprender te reconocí.
No sabía cómo mirarte después de tanto tiempo sin ver, quizá la cosa ahora tiene variantes; no sabía cómo abrazarte después de tanto tiempo sin abrigo, acaso sin saber si tenías frío; no sabía qué pedir después de tanto tiempo sin tener, tal vez ahora es distinto el asunto; al llegar Tú sólo sentía un bienestar que me daba paz, había de repente en el ambiente una energía diferente que me hacía sentir importante, nuestras almas hablaban.
Sólo los expertos pueden improvisar ante cualquier situación y siendo Yo apenas un tímido aprendiz me toco subir la empinada cuesta de tu imponente presencia para interpretar tu personalidad, tu mirada y tu sonrisa eran tan elocuentes que no podía apartar mis ojos de tu cara, por ello la curiosidad tuvo que esperar verte caminar para poder notar los elegantes movimientos de tus caderas con tus piernas, ya luego tus pies más se lucieron.
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