La humedad
La humedad caída del cielo cada madrugada en forma de rocío hoy se queda tirada apenas mojando la tierra para calmar la sed del suelo antes del amanecer, la misma que trae cada vez nueva vida consigo para darle aún más vida a todo aquello que vive, esa misma que el calor del sol irá secando también a medida que vaya avanzando la hora del día, así recordaré siempre mi piel con tu piel acariciándose húmedos nuestros dedos entre las manos.
La humedad que se queda en los pétalos de una flor es la única que sabe del sabor que porta la flor, así sólo Tú sabes todavía del sabor que nace de Mí, y con celo sólo para Ti guardas calladas las ansias de beber otra vez ese néctar de la vida que te fascina, mejor sin prisa y en cómoda postura para disfrutar de cada sorbo, poder ya degustar en calma de su cálido sabor metálico con Fe cual antojo de alimentar el alma con la vida nueva.
La humedad que nace pertinaz de entre la piel más íntima es la verdad más honesta y elocuente de los anhelos del corazón y de los deseos del cuerpo, del sentimiento del alma, no pregunta razones y simplemente fluye con la emoción, fluye como agua de río buscando el mar para desembocar y ser libre dentro del océano, así tu humedad despertó mi piel cada vez que te abrazaba mi pecho y mis manos acariciaban tu vientre entre gemidos y besos.
La humedad que nos queda en los párpados después del llanto ante la distancia del amor nos enseña que el dolor del sentimiento por la ausencia es una realidad inexorable de la vida misma, las pestañas todavía mojadas nos recuerdan que sufrimos la pérdida, pero cuando se seca la mirada retoña la ilusión, sin pena seguimos adelante haciendo camino al andar buscando la bondad en nuevos corazones que nos llenen de paz hasta tener felicidad.
La humedad que se queda en los pétalos de una flor es la única que sabe del sabor que porta la flor, así sólo Tú sabes todavía del sabor que nace de Mí, y con celo sólo para Ti guardas calladas las ansias de beber otra vez ese néctar de la vida que te fascina, mejor sin prisa y en cómoda postura para disfrutar de cada sorbo, poder ya degustar en calma de su cálido sabor metálico con Fe cual antojo de alimentar el alma con la vida nueva.
La humedad que nace pertinaz de entre la piel más íntima es la verdad más honesta y elocuente de los anhelos del corazón y de los deseos del cuerpo, del sentimiento del alma, no pregunta razones y simplemente fluye con la emoción, fluye como agua de río buscando el mar para desembocar y ser libre dentro del océano, así tu humedad despertó mi piel cada vez que te abrazaba mi pecho y mis manos acariciaban tu vientre entre gemidos y besos.
La humedad que nos queda en los párpados después del llanto ante la distancia del amor nos enseña que el dolor del sentimiento por la ausencia es una realidad inexorable de la vida misma, las pestañas todavía mojadas nos recuerdan que sufrimos la pérdida, pero cuando se seca la mirada retoña la ilusión, sin pena seguimos adelante haciendo camino al andar buscando la bondad en nuevos corazones que nos llenen de paz hasta tener felicidad.
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