Amantes por las calles
Me equivocaba cuando iluso te escribía pensando que alegre me leías, tonto fui creyéndome poeta, y apenas era un payaso con la sonrisa triste marcada en el rostro, la que nadie notaba al verme en la calle, sólo fui aquél romántico ingenuo a quien nadie contestaba esas cartas virtuales rimadas que te contaban a gritos mil historias de amores inusuales. Fuimos, acaso, efímeros amantes vestidos de incógnitos paseando por las viejas calles.
Entonces, ya no quise verte triste, porque más triste terminaba Yo, dejé de mirarte y cubrí tu rostro en mi mente, dejé incluso de escucharte cada mañana, dejé de buscarte detrás de los espejos, de repente todos mis ratos Contigo se quedaron solos, cual si fuéramos un reloj roto, sin manijas que perpetuamente se persiguieran distraídas, ya al final dejé de pensarte, ó al menos, eso quise creerme Yo. Y de nuevo fui el tonto y el ingenuo.
Entonces, entendí que ya no querías llamarme cada mañana al despertarte, ni querías verme al final de la tarde para ir a comer una paleta de coco helada, tampoco querías cantar a capela una balada que nos hiciera sonrerír imaginando ser los protagonistas de la lírica y el romanticismo de la canción, entendí que no, que la vida debe fluir en vez de forzar la situación, entendí que quererte no siginifica tenerte y menos que me quieras Tú.
No creas que porque te quiero te voy a rogar, ni siquiera te lo imagines, piensa que el amor bonito es un sentimiento natural, no busca entender los misterios del amor ni pregunta acertijos inventados a la hora de amar, andar de amantes por las calles no es, necesariamente, estar enamorados, a veces pasa que, simplemente, la soledad no es buena consejera y la carne se deja llevar cuando se eriza la piel al contacto de la caricia tierna.
21-Abr/2020 (Serie 4x440)
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