No hubo hurto
De paseo aquella noche bajo la luna caminamos de la mano de modo casual por las aceras de piedra cual enamorados, nos conquistó la mutua compañía, sin un plan de acción ni un previo acuerdo paramos por ahí y terminamos sentados pidiendo algo de licor para ayudar la conversación. Dentro de coloridos follajes y chorros de agua cayendo por los rincones tus ojos me dijeron que te gustaban mis labios mientras distraído te hablaba de un tema.
Yo me percaté, disimulaba como podía, mi pecho latía apresurado y mis manos no encontraban lugar, entonces fue mi derecha a parar en la mesa junto a la izquierda tuya. Mis dedos traviesos encontraron los tuyos y se entendieron de inmediato, sin practicar se pusieron a jugar y fueron cómplices con las manos acariciándose sin prudencia ni pudor, las sonrisas no esperaron palabras y no hubo pedidos de aprobación ni hicieron falta permisos.
Uno no imaginaba que una noche podía ser la naturaleza la digna escudera para robarle un beso a una dama, pero quien siente con el corazón actúa con su emoción. Mientras el ruido del ambiente distraía tus reflejos mis labios osaron vencer la distancia hasta tu boca, en una misión suicida colmada de valentía me quedaba con tus labios entre los míos, fugaz y tierno me quedó el sabor de tu pintalabios que rápidamente merendé sin disimular.
Pero una vez fue consumado el suceso quedó demostrado que no primó ofensa ni vileza sino que imperó la correspondencia y nació una alegre sonrisa de aprobación. Entonces respiré dos veces aliviado y me subieron los colores al rostro al mirarte de nuevo, te había besado pescando sin carnada en un mar en calma, empero lo mejor fue que me besaste Tú también y sin mediar palabra, con lo cual no hubo hurto ni querella ni juicio ni sentencia.
Yo me percaté, disimulaba como podía, mi pecho latía apresurado y mis manos no encontraban lugar, entonces fue mi derecha a parar en la mesa junto a la izquierda tuya. Mis dedos traviesos encontraron los tuyos y se entendieron de inmediato, sin practicar se pusieron a jugar y fueron cómplices con las manos acariciándose sin prudencia ni pudor, las sonrisas no esperaron palabras y no hubo pedidos de aprobación ni hicieron falta permisos.
Uno no imaginaba que una noche podía ser la naturaleza la digna escudera para robarle un beso a una dama, pero quien siente con el corazón actúa con su emoción. Mientras el ruido del ambiente distraía tus reflejos mis labios osaron vencer la distancia hasta tu boca, en una misión suicida colmada de valentía me quedaba con tus labios entre los míos, fugaz y tierno me quedó el sabor de tu pintalabios que rápidamente merendé sin disimular.
Pero una vez fue consumado el suceso quedó demostrado que no primó ofensa ni vileza sino que imperó la correspondencia y nació una alegre sonrisa de aprobación. Entonces respiré dos veces aliviado y me subieron los colores al rostro al mirarte de nuevo, te había besado pescando sin carnada en un mar en calma, empero lo mejor fue que me besaste Tú también y sin mediar palabra, con lo cual no hubo hurto ni querella ni juicio ni sentencia.
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