Sin un perdón

Me quedan mil palabras dando vueltas por la mente cada mañana al despertar, entre los sueños y la realidad sonando sin sentido de un oído al otro y sólo Dios sabe como interpretar todo aquello que soñaba, ó que mi inconsciente pensaba. Todos los días pedía perdón, incluso sin saber qué debía perdonarme, si es que acaso de algo fui culpable en un reproche involuntario, ó dicho mejor, si por descuido algo que dije de improviso le ofendió.

Sin un perdón me levanto hoy a enfrentar mi realidad cotidiana, que es muy diversa y no siempre amena. Total, tampoco tengo quién me perdone, ó mejor dicho, a nadie tengo en mi vida para pedirle perdón por aquello que ni siquiera sé si alguien me debería perdonar. Igual siguen los días a toda velocidad agotando un calendario que no fue planificado, y para colmo la edad se hace eco de cada suceso, y me pesa y me pisa y duelen los huesos.

Hoy estoy cansada y no necesito buscar culpas ni hallar culpables que carguen con las penas de un adiós sin despedida. Ya no pienso en lo que pudo haber sido y no fue, la triste soledad que me acompaña en mi aposento es la muestra inequívoca del resultado y el silencio que me mira ha sido más elocuente que los versos más bellos que me dedicaba. Esta noche no quiero cantar siquiera aquellas lindas letras que conocí de su radio una tarde.

Sin un perdón se quedó trunco el recuerdo de sus caricias que me estremecieron más de una vez, eran muestras de un cariño sano, alentador, que quería ser más y no pudo, acaso por mi torpeza, quizás por mi impaciencia, tal vez por no poder tener la confianza de armarlo hasta el cansancio. No siempre la lucidez está presente en mi pensamiento, aunque cada vez entiendo que fui tonta y hasta un poco ingenua al pensar que sería fácil amarme.

9-Abr/2020 (Serie 4x440)

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