Encontrarla sin buscarla
El
tráfico vehicular era pesado, el calor del día muy agobiante, con sed y hambre
luego de una larga jornada laboral se hace necesario un descanso así que paré,
me detuve un rato, casual para ir al lugar que una vez me regaló ilusiones y
que después me pagó con olvido.
Pasaban
diez minutos después de las seis, ya la tarde empezaba a mostrarle a todos que
era hora de cambiar de tema y disfrutar un poco de la conversación, acaso
aprovechar el Happy-Hour mientras
baja la intensidad del tránsito antes de continuar la rutina de cada día.
▪ Vaya, vaya, vaya... Miren quién viene hoy sin aviso a cruzarse en mi
camino... Pero si es la Bella Señora, y de nuevo en el mismo lugar.
▫ ¡Hola! En verdad no esperaba encontrarte aquí, bueno cuando menos no tan
pronto, ¿cómo estás? Me alegra volver a verte, te ves bien.
▪ Hola, gracias, buenas tardes, pues Yo creo que bien, no estoy muy seguro
en verdad, ¿Tú cómo has estado? Te he echado de menos.
▫ Je, je, Tú siempre estás bien, al menos eso dices cuando te he
preguntado, sobre todo cuando no estás para nada bien, ¿cierto?
▪ Ja, ja... Sí, siempre digo que siempre estoy bien, pero bien sabes que
es sólo “un decir”, es simplemente para no dar explicaciones.
▫ Bueno, veo que no hay novedades entonces, me dio gusto saludarte, cuídate
mucho y sigue escribiendo, que algún día llegará el libro.
▪ Perdona que te pregunte... ¿Esperas a alguien? Me encantaría conversar
Contigo, aunque sea sólo un rato, si no te molesta.
▫ Eh... Sí, espero a una amiga para hablar de un negocio que quiero hacer.
Prefiero esperar sola hasta que Ella llegue, perdóname, ¿sí?
▪ Claro, bien sabes que mi perdón siempre será tuyo, aunque nada
signifique en verdad, igual me quedo un rato por el Happy-Hour.
▫ Salud entonces, Yo también estoy por pedir un Happy-Hour, hace mucho calor y un par de cervezas siempre ayudan en
los negocios.
Con
una sonrisa, de esas que se toman prestadas para disimular, saludé en la
distancia a la Bella Señora que se retiraba andando hasta el fondo del lugar
para sentarse por su cuenta a esperar a su compañía.
Me
senté tranquilo para ordenar la bebida y luego de revisar la reciente actividad
de las Redes Sociales y leer las últimas noticias del automovilismo, pedí al
mesero el completivo del Happy-Hour
para terminar el descanso. Por largo rato me olvidé de la Bella Señora.
Terminando
el segundo Mojito de Chinola levanté la mirada para llamar al mesero con el
tino de pagar la deuda y continuar mi camino, cuando enfrenté la belleza de
unos ojos verdes mirándome justo al otro lado de la mesa.
Me
puse de pie de inmediato, sin saber de dónde le llegaban las fuerzas a mis
piernas, entonces pude ver sus pupilas ya serenas, su mirada ahora era
diferente, ya no había celos ni reproches acechando en sus labios, me dio su
mejor sonrisa, como para así perdonarme.
▪ Por favor, siéntate un rato Conmigo, no te marches todavía, que de
verdad me gustaría decirte algunas cosas que nunca pude contarte, y que no
quiero dejar en el aire, porque siento que te debo y quiero pagarte por las
dudas con las que el otro día te quedaste.
▫ A mi amiga se le presentó algo inesperado y no pudo venir, me avisó hace
rato y desde entonces he estado llenándome de valor para venir hasta tu mesa y
hablar Contigo, para decirte que aunque mucho te extraño no puedo ser para Ti
quien quieres Tú que sea Yo.
▪ Por favor, no me has dejado empezar a decir lo que siento y ya tienes
conclusiones hechas, no quiero tener más dudas Contigo.
▫ No me has escuchado, cuando te digo que no puedo ser para Ti no he dicho
qué es lo que siento, sino tan sólo que es lo que quiero.
▪ Por favor, siéntate un momento Conmigo.
▫ Debo marcharme, sabes que me esperan en Casa.
Con
elegante caminar y toda llena de paz se marchó la Bella Señora del lugar, como
antes lo hizo, sólo que esta vez no dejó dudas tras sus pasos y el Extraño
Señor sonriendo se quedó, encantado con la mirada y enamorado del trato.
“Con calma”, le dijo mientras la veía irse.
2-Ago/2019 (Serie Bella Señora)
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