Mirando las manijas del reloj
Sin
entender por qué ni saber cómo me encontré a Mí mismo mirando con marcada
atención las manijas del reloj grande de la pared mientras esperaba.
Hoy
en día Uno no se pone a mirar los relojes, sobre todo que la mayoría son
digitales, pero en mi caso cuando veo un reloj análogo (como se llama ahora),
me cautiva el movimiento de las manijas que van dando vueltas por toda la
circunferencia incansablemente. Nada tiene que ver la forma del reloj en
verdad, pero cuando es redondo parece ser más preciso, o quizás sean meras
ideas mías.
Pues
cuando me sorprendí a Mí mismo en una actividad tan ociosa como esta, comprendí
el poco valor que le damos al paso del tiempo, sólo nos preocupamos ya por ir
deprisa y no valoramos la delicadeza del andar de los segundos, los minutos y
las horas que nos pasan por encima cada día, dejando algunas veces un rastro de
penas y otras veces regalándonos sendas alegrías. Es justo comprender que la
velocidad del tiempo es siempre la misma, es algo puramente convencional, pero
sólo pretendemos llegar de primeros.
Tantas
veces corrimos sin mirar dónde pisábamos, tantas veces caímos sin querer por
tener prisa, tantas veces nos olvidamos de los daños que dejamos en el camino
que hoy mirar atrás ya no tiene sentido.
En
la vida hay tiempo para todo y bien todo tiene su tiempo, sólo recordemos que
al tiempo no lo domina nada ni nadie.
Por
ello cuando unos brazos llenos de bondad te abracen sin preguntar "qué
hora es" y te saquen los miedos del alma con solo decir un "te
quiero", sabrás que será el tiempo de amar de forma verdadera.
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