Una cita y nada más

Te alejaste de Mí ese día sin saber que Conmigo por siempre te quedabas.

Te marchaste sin volver la mirada atrás ese atardecer de llovizna pertinaz que dejó tu imagen grabada en los cristales de todas las ventanas del lugar, mientras mil gotas de agua salpicadas rodaban tristes hasta el suelo, como acariciando tu pelo y borrando tu cara entre los grises reflejos del ocaso, dejándome solo entre las sombras del momento, a merced del silencio de tu partida sin tener una verdadera despedida.

Un rato apenas pude disfrutar de la frescura de tu cara; a veces escondías la mirada como queriendo ocultar de Mí las luces de tu alma que brillando enseñan sinceros tus verdes ojos, quizás sin Tú quererlo. Tu pelo de tonos dorados lucía impecable y tus finos labios pintados hablando nomás atraparon toda mi atención sin previo aviso. Luego entre los sencillos y elegantes gestos de tus manos tu sonrisa encantó mi pensamiento, no sabía a veces qué decir ante la fineza de tu trato y linda tu nariz, al verla de cerca por vez primera, me gustó cómo te queda. Tu mirada profunda me cautivó plenamente, no lo pude ocultar y creo que al notarlo un poco de temor te causó, mas todo luego en calma quedó cuando decidiste terminar aquella breve charla tantas veces anunciada.

Fue una cita y nada más, no pude siquiera estrechar tus manos, tener el calor de tu piel y sentir la energía de tu ser.
Tantas cosas que quería decirte y no sé qué dije, estuve como un preso en todo momento, mirando tu piel tersa y natural, viendo tu boca y su sonrisa divina, admirando sin pausa tus ojos preciosos y contemplando tu pelo. Me gustó tanto tu voz que todavía recuerdo cada una de tus sabias palabras.

Una cita y nada más, el último recuerdo de tu personalidad que admiré desde antes y que ahora vive en mi memoria sin una opinión adversa.

7-Ago/2019 (Serie Bella Señora)

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