A solas con tu desnudez
Un
día te sientas con tu desnudez sin mirar las cosas y simplemente sientes la
infinita vibración de tu cuerpo cuando cierras los ojos y te miras por dentro,
pero todavía no sabes realmente qué ha pasado primero, si el cansancio que ha
muerto ó el renacer de los sueños de antaño. Y no logras explicar el pasado y
no puedes ya imaginar el futuro, entonces te das cuenta, finalmente, que sólo
tienes el presente para seguir tu camino, con la compañía del viento y quien
quiera tu mano ceñir, con la paciencia del tiempo y quien quiera intentarlo a
tu lado, con la sonrisa de la alegría y quien quiera reír Contigo en la vida.
Con
la desnudez de tu espíritu aprendes a curar las heridas del alma, a mirar las
luces de la oscuridad, a escuchar el sonido del silencio, a sentir la presencia
de la soledad, aprendes por fin a ver la silueta de tu cuerpo en el suelo sin
fuerzas esperando en calma acaso un reflejo del espejo, sin reconocer aun que
es ciego y sordo el momento que te habla con la verdad.
Sensiblemente
tocado por las alegrías y las penas que la vida te ha dado, enseñas al mundo
tus premios y tus heridas, porque son los trofeos del acontecer cotidiano, ese
que hace los bonitos momentos que siempre recordamos y también el charco de
lágrimas que tenemos que secar para no resbalar caminando.
A
solas con tu desnudez te das cuenta que la vestimenta es sólo para el cuerpo,
para guardar la piel de los ojos ajenos. El alma no necesita ropa, no hay que
vestirla ni de fiesta ni de luto, porque el alma es la que enamora y hay que
mostrarla tal cual vive Contigo.
Quien
quiera estar triste no tendrá descanso y en vano escuchará los consejos, Yo por
mi parte decidí abrazar la alegría, abrazar la esperanza, abrazar al amor y a
todos los que quieran ser felices Conmigo, porque cuando encuentras en una
mirada la bondad y cuando una sonrisa te llama, sientes que vives de nuevo,
sabes que sí existe el amor.
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