No tengo respuestas
Hay gente que juega a perder en vez de a ganar,
entonces después se quejan de la suerte, cuando deberían de quejarse de su
pobre juicio y falta de visión a la hora de tomar sus decisiones, lo cual es
gratis.
Gato,
¿Qué haces hablando solo a esta hora?
No
me digas que ensayas para una obra.
¿Eh? No, no, yo estoy durmiendo, ¿qué pasó?
Oí
que estabas diciendo algo de la suerte y las decisiones, ¿qué estás tramando
ahora?
Será que Tú estabas soñando y oíste voces, yo estoy
aquí tranquilo esperando la hora.
No
me digas, tengo rato despierto, tú no me dejas dormir bien, te mueves
demasiado.
Yo
sólo espero que hoy no empieces el día con las mismas preguntas de siempre, que
todavía es madrugada y no tengo respuestas, me voy temprano a trabajar, así que
levántate.
No, yo no tengo dudas, yo sé bien lo que está pasando
aquí, pero me voy a quedar callado también, para que ya no me regañes más.
Oh...
¿Ahora eres adivino ó acaso vidente?
Eso
es que estás ensayando para una obra.
No me hagas hablar, que hay mucha tela para cortar y
las tijeras están botas de tanto llorar, y mucho más tengo para decirte si quieres.
Oye
Gato, déjame en paz, que luego no vas a tener quien te saque las castañas del
fuego.
Fuego hay en las entrañas del infierno y Tú tranquilo
ahí sentado esperando que llueva, ve habla con Ella y dile cuánto es que la
quieres.
Ya
te he dicho, no puedes empujar al amor, la sabiduría es madre de las buenas
decisiones y la paciencia es quien cosecha los mejores frutos aún cuando todos
quisieran comerlos.
Ya volvimos a la filosofía vacía de la soledad.
Cuando
una persona llega a tu vida así, por casualidad, y pasa que, sin Ella
proponérselo siquiera, se empiezan a sanar tus heridas y a ponerse cada pedazo
roto de tu corazón en su sitio otra vez, entonces debes esperar que se complete
el milagro del amor y te ame.
Oye, no tengo yo el manejo del lenguaje que tienes Tú,
un humano educado, apenas soy un joven gato, pero algo te puedo decir, no he
sentido yo ese querer verdadero que llena tus labios hablando con tanta
devoción, ese que ilumina tu mirada con el brillo azul del amor.
Ya
vas entendiendo lo que te vengo diciendo.
Si
me da un buen motivo, uno verdadero, una señal, aunque sea de humo, te prometo
que me arriesgo con Ella, pero si no somos los dos somos ninguno, así es de
simple Gato.
Y
como Caballero, nunca hables mal de la mujer que no pudiste enamorar, fue tu
fallo, fuiste Tú quien no la supo a Ella conquistar.
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