Su imagen sublime
Sutil
y casi desapercibida entre las sombras de la noche sin luna ambula su imagen
sublime, se mueve casual y sin prisa entre los recuerdos a voluntad de la
fresca brisa de primavera, se le ve en las alturas del infinito cielo de la
imaginación cual si fuera un ave de plumas doradas reflejando luces de colores
al pasar, y con su vuelo va alimentando las ansias que esperan calladas a la
orilla del mar el anhelado momento de encontrar de nuevo a la Bella Señora. Así
la espero Yo, paciente y sin miedo.
Quedaron
pendientes tantos temas de conversar, que cualquier orden es justo para empezar
un diálogo veraz de interminable conocimiento, de un entendimiento entretenido
y divertido, como sólo lo sabe hacer la Gente Buena.
Nos
faltó un primer abrazo, uno completo, sin gestos ajenos, sin miedos sociales,
sin los reproches del tiempo pasado, un abrazo pecho con pecho, cara con cara,
un abrazo sincero de hombros cruzados que me muestre el verdadero color de su
pelo, que me diga del dulce aroma que guarda su piel y que me deje contar con
calma las pecas de su espalda.
Faltaron
todas las miradas, tiernas y serenas en medio del silencio que deja el bullicio
de la gente, con el sentir profundo de vernos reflejados en el espejo del alma
de cada cual, miradas para conocer los sentimientos callados del corazón.
Faltaron
las sonrisas discretas de labios cerrados oyendo hablar las historias de cosas
sencillas, y también faltaron las risas alegres de fónicos tonos a efectos del
bienestar mutuo que brinda la compañía de seres reales y verdaderos, que
conocen la bondad.
Así
quedaron solas, apenas vivas, las ansias de sólo ver su imagen sublime
reflejada en el cielo, así se queda triste el anhelo de ver otra vez a la Bella
Señora.
24-Abr/2019 (Serie Bella Señora)
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