Me dijo la Razón
Un
día, cayendo ya la tarde, me senté a la vera del camino a descansar; sin
percatarme sencillamente llegó y se sentó a mi lado la Razón.
Me quedé un
poco sorprendido (no lo puedo negar), pero ya calmado la miré y la saludé con respeto,
y ante su silencio aparente aproveché para consultarle sobre cosas y casos de
la vida.
• "¿Cómo dejar de mirar unos ojos bonitos?" | Le pregunté Yo sin
temor.
La
Razón sutilmente suspiró sonriendo y luego sin mirarme siquiera frunció en su rostro una mueca de
duda.
• "¿Acaso son ojos de verde mirar los
que llamas bonitos?" | Preguntó la Razón.
• "Sabes que sí" | Le respondí Yo enseguida.
El
vivir está lleno de misterios y la comprensión es uno de ellos.
• "Es difícil razonar con el Corazón,
cuando él se pone romántico y encuentra motivos para latir más aprisa, ahí sólo
el Tiempo lo entiende" | Comentó entonces la Razón, sin dar ciertamente una respuesta
objetiva.
• "¿Entonces qué hacemos?" | Pregunté Yo un tanto curioso.
• "Tengo que sentarme a hablar con el
Sentimiento, aunque la verdad no sé si servirá de mucho, él a veces se queda
viviendo con el Corazón" | Concluyó diciendo la Razón.
• "Realmente tengo que decirte que los ojos son preciosos, y como no
tiene culpa lo bello, cautivan a cualquiera" | Continué comentándole Yo.
La
Razón entonces se encogió de hombros brevemente y alzó la mirada hacia el
firmamento, como pidiendo ayuda.
• "¿Y esos verdes ojos algo cuentan de
las ansias del alma de la Dama?" | Preguntó entonces la Razón.
• "Pues me parece que sí, pero siento que tienen miedo de hablar,
parece que las penas pasadas aún respiran" | Le contesté Yo algo indeciso.
• "Entonces el Corazón tendrá que
ganarse la confianza de la Dama con su actuación y entereza, mostrando juicio y
serenidad para no invocar al sufrir de días pasados, de modo que puedan
cicatrizar las heridas y sanarse las culpas" | Comentó la Razón con toda
sabiduría.
• "Tiene el Corazón que ser diferente, valiente y certero, porque las
comparaciones matan las oportunidades" | Concluyó diciendo la Razón,
mientras se ponía de pie.
Me
quedé pensativo un momento observando a la Razón que se marchaba en silencio
moviendo la cabeza de lado a lado, a modo de negación.
Siempre
recuerdo este encuentro casual que me edificó naturalmente sobre el eterno
dilema del Sentimiento y la Razón.
26-Abr/2019 (Serie Un Extraño)
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