Sombras del pasado
Cuando
las tristes sombras del pasado atormentado se quedan sin la luz que las vio
nacer cesan su llanto, ya no cruzan fugaces tras los pasos, ya no se reflejan
oscuras en los espejos, ya no se sientan calladas en la habitación.
Ahora
a las sombras del pasado sólo les resta dejar el presente terminando la demora;
será materia de juicio para el corazón otorgar el perdón pertinente y guardar
la oportuna memoria.
Las
sábanas se quedan puestas bajo el cuerpo cansado, que hoy nada ha soñado, que
se levanta por instinto antes que suene la alarma del despertador, como casi cada
mañana.
No
siempre es dulce el sabor de la madrugada, fríos los pies se mueven torpes, van
despacio a preparar el café.
Al abrir
la ventana entra sin permiso la fresca brisa del amanecer que ya el rocío mojó,
y con su humedad vuelve sin celo el recuerdo tierno de un sutil abrazo bajo la
lluvia de otoño, cuando las calles de la gran ciudad fueron cómplices de un
caminar fugaz.
Los
cantos de la mañana se levantan también, los reflejos del alba andan aprisa
persiguiendo a las manijas del reloj, todo va tomando su lugar en la rutina del
día, excepto que Tú no estás, no tengo tu abrazo, no tengo tus besos, ya sólo
me queda tu recuerdo.
No
suena un mensaje, no se oye un saludo, apenas se escuchan las gotas de lluvia rodando
por las ventanas, gritando en el piso al caer vencidas.
Las
sombras del pasado han apagado las luces que iluminaban tu imagen, mas Yo sigo adelante
sin miedo, llamando tu nombre, buscando tu presencia entre la gente, esperando
el instante de abrazarte de nuevo, de estar a tu lado, de tener tu mirada.
Sabes
que el viento travieso se cuela entre las rendijas de tu ventana, y lleva mis
palabras donde puedes oírlas, para recordarte si acaso has olvidado cuántas
cosas te he contado, de esas cosas de amor y misterio que nadie antes te pudo
contar.
Las
sombras del pasado se han ido, ¿y Tú dónde estás?
20-Abr/2019 (Serie Una Historia)
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