Nota de confesión
Hoy
soy ciudadano confeso, ante los ojos de Dios y en tu presencia (aún sea
virtual), siento el deber de confesar las andanzas de mis dedos traviesos y mis
ojos curiosos. Hoy sin vanidad y de buena Fe quiero confesar todo sobre mis íntimos
actos para la satisfacción de mi sana curiosidad.
He buscado y mirado todas y cada una de las publicaciones
en Facebook, Instagram y Twitter que hablan de Ti.
He visto y admirado con alegría todas y cada una de
las fotos que te captan y he disfrutado todos y cada uno de los videos donde
apareces.
He leído y entendido todas y cada una de la frases
dichas y escritas, y hasta he respondido en mis adentros todas y cada una de las
preguntas que no tienen respuesta.
Ciertamente
no me bastó con los diálogos escritos y verbales en los que he teniendo la
oportunidad de participar Contigo, los que me han cautivado, debo aclarar,
porque Yo no suelo disfrutar de tanto hablar con nadie.
Cada
día inocentemente la curiosidad mira por encima de los muros, por debajo de las
puertas, entre las rendijas de las ventanas, detrás de los escudos; quiere
saber más.
En
mi defensa, debo indicar que esto sucede por vez primera en mi cristiano accionar,
nunca antes había sentido tal curiosidad por saber todo de alguien.
Tratándose
pues de una primera ofensa, humildemente pido piedad en el castigo, si acaso de
alguno es motivo.
En
cualquier caso, me queda la conformidad y el sosiego del deber cumplido haciendo hoy esta confesión de hombre sincero.
Si
de algo sirve para el mejor entendimiento de mis acciones, debo ser preciso diciendo
que he quedado gratamente sorprendido ante los hallazgos todos.
Nunca
nadie antes había llamado mi atención de la manera que lo has hecho Tú, y sé
que ha sido totalmente casual y puntual, asimismo la calidad del interés ha ido
creciendo aún cuando todo ha sido puramente fortuito.
No
he podido encontrar (y busqué) una simple indicación para dejar de mirar, todo
lo hallado ha sido increíblemente encantador.
No
he podido encontrar (y busqué) algo que me hiciera bajar la mirada y soltar las
teclas, todo lo hallado ha sido de mi mayor agrado.
Por
supuesto, sólo he visto lo que he visto (nadie se clava el puñal en su propio
cuerpo).
Después
de todo mirar, no puedo siquiera imaginar qué pudiera resultar siendo no
deseado (y bien sabes que no me falta creatividad).
Claro,
haría falta hacer algunas comprobaciones particulares en última instancia, como
con las manos, por ejemplo.
Quizás
un área de trabajo podría ser la atención, pues a veces te noto ausente.
Pero
hasta la libélula me gustó, a Mí que no me gusta la idea.
Entonces
al final surgen las confusiones, pero como al Destino no se le cuestiona, hay
que poner las cartas viradas sobre la mesa:
• No es deleite, no puede serlo, no es un concurso de belleza.
• No es capricho, no puede serlo, ya somos adultos consumados.
• No es admiración profesional, no puede serlo, no estamos en la misma industria.
• No es cariño, no puede serlo, no somos amigos.
• No es amor, no puede serlo, no nos conocemos (no todavía al menos).
Gente
Buena es otra cosa, como bien decía mi Madre.
29-Abr/2019 (Serie Gente Buena)
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