Otra oportunidad

A veces la vida sin hacer mucho ruido nos enseña cómo es la cosa, pero acontece que no siempre queremos entender las señales, o mejor dicho, no queremos ni ver, ni oír, ni oler, y al final, cuando nos quedamos solos, tristes y llorosos culpamos al destino.

Hoy, como cada día cualquiera, Yo quería verla, de hecho nada ansiaba más que su compañía sincera, pero para darnos ratos tristes está la vida, así que sin lágrimas sueltas miré al frente y seguí caminando todo sereno, que queda senda alante para recorrer.

Desde hace un tiempo acá temprano ceno y me acuesto, buscando dormirme antes de medianoche, así de madrugada ya estoy despierto, entonces no temo soñarme con Ella. Sabiéndola ausente es menos duro tomar el café sentado solo en la terraza esperando el alba.

Se enfriaron las ternuras de mi piel otrora excitada, al paso de las horas se convierte en olvido la imagen lozana de su linda cara, entonces ya vale nada seguir imaginándola entrar sonriendo a buscar un cappuccino en la estación de gasolina de la esquina.

Pero hoy es diferente, no tengo su mirada ni tengo su abrazo, solo me siento y Conmigo me quedo pensando en el porqué de esta incomprensible distancia que nos aleja sin razón aparente, acaso será que no estábamos listos para volver a amar y fue mi ilusión.

La distancia constante hace que la ausencia crezca al límite, al final del camino el olvido es una gran pared que nos obliga a girar hacia otro lado, y así, con ó sin conformidad, respiramos una y otra vez esperanzados pidiendo al destino otra oportunidad.

Otra oportunidad siempre es posible, y será siempre un regalo de la fortuna, eso sí, no queramos ser los mismos de ayer, porque entonces vamos a volver a vivir lo mismo, y para lo mismo ya no estamos. Se logrará otra oportunidad perdonando y evolucionando.

29-Oct/2021 (Serie Momento triste)

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