La verdad de las cosas

Recuerdo que un día le dije que siempre me dijera la verdad de las cosas, de todas, que será mejor entender una decepción a tiempo que vivir una mentira, que la paz interior vale más que el placer de unos momentos, que la felicidad es decisión de cada día.

Recuerdo que siempre la miré con respeto, siempre la admiré como Ella es, cada día la veía en salidas casuales y así, sin planearlo, más me enamoraba su forma de ser. Yo me sonreía sin buscar motivos ni explicaciones, porque me sentía afortunado a su lado.

Recuerdo que cada amanecer el despertar era pensar en Ella, y ante la evidencia de mi piel cerraba los ojos para tratar de recordar los sueños de la madrugada. Entre suspiros respiré tantas veces por su presencia, pero entendí que no era simplemente deseo.

Recuerdo que alguna vez alguna duda se asomó a mirar sobre mi hombro la verdad de las cosas, mas nunca le presté atención, Yo todo ilusionado no podía imaginarme otra situación, no quería ni siquiera pensar que era posible la lejanía de sus días, así otra vez me enamoré, como antes lo hice, como el romántico empedernido que he sido, como siempre que sueño lo imagino, como un tonto.

Recuerdo cada noche antes de dormir el brillo azul de su mirada, la alegría de su sonrisa, la bondad de su trato siempre educado, cómo se siente en mis manos su piel tan suave, el calor de su abrazo, la ternura de sus labios en besos y el sabor de su boca.

Recuerdo en silencio cada momento de dicha que junto a Ella disfruté, cada uno fue muy especial, aunque nunca comprendí por qué me sentía tan a gusto entre sus brazos, hoy valoro más su recuerdo que su ausencia. Hoy daría cualquier cosa por volverla a ver.

Sí, la verdad de las cosas al final de las cuentas es implacable, se demora a veces es salir a la luz, pero una vez se ve ya no queda remedio que aceptarla, igual cuando un hombre se enamora nada más tiene sentido, la inteligencia queda relegada, sólo ama.

27-Oct/2022 (Serie Momento triste)

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