De alma libre

Hoy, que con canas medito sin prisa ni estorbos, pienso que de joven quizás tardé mucho tiempo en comprender esas cosas que la vida me decía a través de simples momentos de alegría y placer, los que disfruté poco sin saber que todo lo demás sería mentira. El amor verdadero madura y se deja de ruegos, adulto sabe mejor.

Ahora, que ya mis ojos no ven tanto como antes podían, presto más atención a lo que siento por dentro, a lo que vibra debajo de la piel, y justo siento el sonar de las palabras sencillas que salen del alma y hablan con bondad, sin tener que reprochar, y siento las miradas que admiran los hechos sin críticas ni engaños.

A veces me era difícil encontrar a tiempo las palabras para expresarle mi deseo de tener la suavidad de su piel toda para Mí y dejarle todo lo mío a Ella, algo que en principio parece normal, pero que al final no resulta siendo obvio ni tampoco automático. Hacer el amor es un acto de dos, y para el goce pleno de ambos.

De repente un día en otoño me quedé sin volver a ver su cara bonita, apenado sin el brillo de su mirar curioso, triste ya sin la alegría de su sonrisa sincera que otrora tanto disfruté y sentí frío sin su abrazo de cuerpo entero, me quedé con hambre por no comer de nuevo de sus labios los besos más dulces del universo.

Después de todo comprendí que Ella es de alma libre, de pensar particular, de corazón noble; es de caminar sola entre las piedras del camino sin caerse para luego dejarse acariciar por la espuma del mar. Entender su libertad me hizo armarla más, hoy acepto que nada fue pérdida a su lado, fui Yo quién estuvo equivocado.

30-Oct/2021 (Serie Momento triste)