Me gustaba
Las enseñanzas de la vida a veces no son lo que esperábamos, pero siempre son lo que necesitábamos. No tiene caso tratar de hacer que las aguas del río suban hasta la montaña, la vida es como es, no como quisiéramos que sea, aunque nos cueste comprenderlo. Me gustaba verla sonreír, sí, me gustaba mucho... sobre todo cuando no había otro motivo en la conversación que alguna tonta jocosidad mía, una que inventaba de repente para de algún modo llamar su atención. Luego su risa era el momento mejor de la reunión. Tardé en comprender cuán tonto fui, hoy lo sé, cuando buscaba la perfección para tener felicidad apenas encontraba en mi andar mil imperfecciones, las mismas que después me parecieron tan perfectas cuando conocí el sentimiento verdadero de amar sin poseer. Me gustaba verle el pelo suelto posado en su espalda, disperso llegando a sus nalgas, siempre era una excusa perfecta para acariciar su cadera contando las hebras de su cabellera. Al final nunca la cuenta tenía un total, se qued