Las horas pasaron
Y así fueron pasando tristes todas las horas después de aquella noche oscura, tantas que fueron los días, tantos que luego se hicieron las semanas para después ser los meses, ya lejanos los dos sin poder saludarte, sin tener tus palabras, sin ver tus ojos, sin escuchar tu voz, sin la picardía alegre de tu sonrisa franca mirándome callada tomada de mi mano, han pasado todas las horas y así todavía no logro comprender por qué ni qué nos sorprendió.
Tal vez la ilusión nos iluminó y anduvo suelta más tiempo del debido, quizás los anhelos de placer nos taparon los ojos esa noche y las risas prisioneras salieron aprisa de cada cual a calmar viejas tristezas mientras callada se quedó la prudencia mirando florecer ansias de pasión, fue hambre la soledad y un fruto apetecible la abstinencia, jugoso y carnoso, que comimos sin preguntar condiciones, acaso pudo más el sentimiento que la razón.
Las horas pasaron y así también pasó todo lo demás, se quedó quieto ese último momento sin decirnos adiós siquiera, en total silencio cada cual bajo la mirada y con la mueca triste en los labios empezó a caminar hasta donde nadie le esperaba, la experiencia de amar de poco le sirve al olvido, más duele el recuerdo fugaz de un beso apasionado y sin miedo que se quedó pintado en la boca esperando oír un "te quiero" que ya no escuchará nunca jamás.
Las horas pasaron sin mirar atrás, cargando la resignación al hombro, ya sin risas volvían ordinarias a contar sus minutos de siempre para mirar adelante de nuevo y proseguir la marcha con la esperanza de antes, con el viejo deseo de encontrar un amor que no quiera cambiar la forma de amar, si acaso llueve ó está azul el cielo, igual continúa constante el paso sin miedo y el entusiasmo de siempre, andando con el corazón en las manos.
Tal vez la ilusión nos iluminó y anduvo suelta más tiempo del debido, quizás los anhelos de placer nos taparon los ojos esa noche y las risas prisioneras salieron aprisa de cada cual a calmar viejas tristezas mientras callada se quedó la prudencia mirando florecer ansias de pasión, fue hambre la soledad y un fruto apetecible la abstinencia, jugoso y carnoso, que comimos sin preguntar condiciones, acaso pudo más el sentimiento que la razón.
Las horas pasaron y así también pasó todo lo demás, se quedó quieto ese último momento sin decirnos adiós siquiera, en total silencio cada cual bajo la mirada y con la mueca triste en los labios empezó a caminar hasta donde nadie le esperaba, la experiencia de amar de poco le sirve al olvido, más duele el recuerdo fugaz de un beso apasionado y sin miedo que se quedó pintado en la boca esperando oír un "te quiero" que ya no escuchará nunca jamás.
Las horas pasaron sin mirar atrás, cargando la resignación al hombro, ya sin risas volvían ordinarias a contar sus minutos de siempre para mirar adelante de nuevo y proseguir la marcha con la esperanza de antes, con el viejo deseo de encontrar un amor que no quiera cambiar la forma de amar, si acaso llueve ó está azul el cielo, igual continúa constante el paso sin miedo y el entusiasmo de siempre, andando con el corazón en las manos.
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