Tu cama
Muchas veces he pensado decirte palabras que sé que no debes oír, aunque creo que tal vez quisieras alguna vez escucharme atenta hablando desde el alma, pero entiendo que le debo respeto a tu investidura, aún cuando te sueño quitándote la vestimenta frente a tu cama, donde sola duermes en cuerpo y alma, y guardo para Mí la ilusión y el deseo carnal.
Callada de noche te imagino abrazando tus almohadas, sin saber que la piel de tu pecho te delata cuando aprietas las manos entre ellas, como queriendo sentir otra vez el calor de un cuerpo querido que sea el abrigo de tu soledad, acaso cuando te reclama con ansias la madrugada despiertas agitada sin saber si es un sueño, buscando a tu lado la compañía.
Tu cama es la celda de tu prisión voluntaria, donde la noche se queda serena mientras te cuenta alegres historias fantásticas llenas de miradas, abrazos y besos, donde el amanecer te recuerda aventuras de pasión con caricias atrevidas que descubren secretos placeres en tu piel, con la sutil humedad de tu cuerpo ya excitado sientes la paz que anhelaba tu alma.
Tu cama se quedó toda desecha después de la madrugada, cual campo de batalla, donde sola venciste las ansias de sentir los placeres del cuerpo humano. Las sábanas, ya arrugadas, fueron fieles testigos de los tímidos gemidos del subconsciente, a ojos cerrados te hiciste el amor por un momento y luego la sonrisa pintó tus labios mordidos, para respirar calmada de nuevo. Sola soñabas.
Es tu cama el imperio que mi deseo busca conquistar sin proclamar perdedores, donde quiero encontrar la ternura azul de tu mirada sincera, la hermosura de tu silueta entre mis caricias sencillas, ganarle el sitio al destino sin un juicio que impida la total voluntad de tu entrega honesta, para amarte dispuesta a ser reina de los placeres más gratos del querer.
Callada de noche te imagino abrazando tus almohadas, sin saber que la piel de tu pecho te delata cuando aprietas las manos entre ellas, como queriendo sentir otra vez el calor de un cuerpo querido que sea el abrigo de tu soledad, acaso cuando te reclama con ansias la madrugada despiertas agitada sin saber si es un sueño, buscando a tu lado la compañía.
Tu cama es la celda de tu prisión voluntaria, donde la noche se queda serena mientras te cuenta alegres historias fantásticas llenas de miradas, abrazos y besos, donde el amanecer te recuerda aventuras de pasión con caricias atrevidas que descubren secretos placeres en tu piel, con la sutil humedad de tu cuerpo ya excitado sientes la paz que anhelaba tu alma.
Tu cama se quedó toda desecha después de la madrugada, cual campo de batalla, donde sola venciste las ansias de sentir los placeres del cuerpo humano. Las sábanas, ya arrugadas, fueron fieles testigos de los tímidos gemidos del subconsciente, a ojos cerrados te hiciste el amor por un momento y luego la sonrisa pintó tus labios mordidos, para respirar calmada de nuevo. Sola soñabas.
Es tu cama el imperio que mi deseo busca conquistar sin proclamar perdedores, donde quiero encontrar la ternura azul de tu mirada sincera, la hermosura de tu silueta entre mis caricias sencillas, ganarle el sitio al destino sin un juicio que impida la total voluntad de tu entrega honesta, para amarte dispuesta a ser reina de los placeres más gratos del querer.
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