Bajo la lluvia
Llovía al final del día, la tarde se apresuró con la brisa mojada del este oscureciendo aprisa en medio del temporal, Yo miraba afuera por el cristal de la ventana a gente corriendo para no mojarse, cuando de repente vi a alguien en la acera que se quedaba viéndome sin correr, y eras Tú, parada bajo la lluvia, ahí esperando.
Tu paraguas no aguantaba más los embastes del viento, frías las gotas corrían por tu frente y tus mejillas arruinando ya el maquillaje que sería ilusión para impresionar nuestra cita, tu ropa toda mojada sentí al abrazarte cuando corrí a saludarte para mojarme todo también, y entonces Yo fervoroso te besé bajo la lluvia.
La gente cruzaba y nos pasaba alrededor, de un lado y del otro, nadie preguntaba por qué estábamos aún abrazados besándonos bajo la lluvia, quizás porque a todos más hoy les preocupaba no mojarse que enterarse, y así entendí una realidad, para amarte no hay un mejor lugar ni tampoco un momento propicio.
Bajo la lluvia te besé sin importar la humedad del atardecer, al abrazarme también soltabas el paraguas y el cielo nos mojaba para lavar las discusiones de esta mañana, en mi pecho sentía los latidos de tu corazón en medio del frío y el dulce sabor a placer de tus labios no me dejaba apartarme de tu boca, ¡qué locura!
Un largo rato después, luego que amainó el aguacero, caminamos entre los charcos de la acera riéndonos apenas de las circunstancias que nos tocaba vivir hoy, ya al final de la calle nos sentamos en un banco del parque, había que esperar que las vestimentas soltaran el agua para poder ir a otro lugar, ¡qué cita esta!
Bajo la lluvia descubría cómo tiembla tu piel cuando tienes frío, así tu cuerpo mojado me decía del disfrute de mi abrazo, ya sentados empezaba a secar tu cara con mis manos y crecía el deseo de tenerte otra vez desnuda entre mis brazos, y con mirarnos acordamos buscar un refugio para amarnos sin piedad.
Caminamos de la mano sin saber a dónde ir, el Destino sabría mejor y nos llevó adelante hasta mostrarnos un letrero que nos llamó la atención, entonces entramos sin temor para preguntar y registramos un par de noches con el desayuno incluido, después de todo hay que complacer los anhelos, convertirlos en placer.
Tu paraguas no aguantaba más los embastes del viento, frías las gotas corrían por tu frente y tus mejillas arruinando ya el maquillaje que sería ilusión para impresionar nuestra cita, tu ropa toda mojada sentí al abrazarte cuando corrí a saludarte para mojarme todo también, y entonces Yo fervoroso te besé bajo la lluvia.
La gente cruzaba y nos pasaba alrededor, de un lado y del otro, nadie preguntaba por qué estábamos aún abrazados besándonos bajo la lluvia, quizás porque a todos más hoy les preocupaba no mojarse que enterarse, y así entendí una realidad, para amarte no hay un mejor lugar ni tampoco un momento propicio.
Bajo la lluvia te besé sin importar la humedad del atardecer, al abrazarme también soltabas el paraguas y el cielo nos mojaba para lavar las discusiones de esta mañana, en mi pecho sentía los latidos de tu corazón en medio del frío y el dulce sabor a placer de tus labios no me dejaba apartarme de tu boca, ¡qué locura!
Un largo rato después, luego que amainó el aguacero, caminamos entre los charcos de la acera riéndonos apenas de las circunstancias que nos tocaba vivir hoy, ya al final de la calle nos sentamos en un banco del parque, había que esperar que las vestimentas soltaran el agua para poder ir a otro lugar, ¡qué cita esta!
Bajo la lluvia descubría cómo tiembla tu piel cuando tienes frío, así tu cuerpo mojado me decía del disfrute de mi abrazo, ya sentados empezaba a secar tu cara con mis manos y crecía el deseo de tenerte otra vez desnuda entre mis brazos, y con mirarnos acordamos buscar un refugio para amarnos sin piedad.
Caminamos de la mano sin saber a dónde ir, el Destino sabría mejor y nos llevó adelante hasta mostrarnos un letrero que nos llamó la atención, entonces entramos sin temor para preguntar y registramos un par de noches con el desayuno incluido, después de todo hay que complacer los anhelos, convertirlos en placer.
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