Un tiempo nuevo
Un tiempo nuevo llega, así como alegre la primavera viene calmando al invierno, pero las flores no nacen tal cual lo hacen las hojas, ellas brotan despacio de lo tierno a lo bello y adornan los ramos con sus colores, se deleita el ambiente con su olor y llegan entonces las abejas, cantando de emoción a buscar el polen para hacer miel; ver la naturaleza me hace bien.
La forma de sus ojos como almendras aun tiernas y el color oscuro de sus pupilas me seduce a seguir mirándola, la forma de su boca con sutiles aristas y el tono pastel de sus labios tersos me provoca a besarla más cada vez, mucho y sin descanso, abrazando su pecho y su espalda al mismo tiempo sin pedirle permiso al destino y sin mirar a nadie.
Sus manos pequeñas y suaves como la seda calman toda ansiedad cuando me tocan, la forma de su cuerpo de mujer encaja bien en los rincones vacíos que guarda mi piel, acaso el contacto de su desnudez será la medicina divina para mi enfermedad perniciosa de ser romántico y de soñar apasionadamente con amar cada madrugada, y después otra vez.
Desde sus hombros al aire quieren caminar despacio mis manos con cada dedo por su espalda, haciendo piruetas hasta llegar a la cintura, donde la forma genial de sus caderas detrás y en el frente me invita a perderme en sus curvas para ser el dueño de sus secretos espacios, desde el ombligo escondido hasta aquello que es lo sagrado bajo la vestimenta.
Un tiempo nuevo asoma ahora sus horas para calmar la desdicha, para decir un "te quiero" que sea sincero, que por fin sea verdadero, que no tenga palabras atadas detrás, que no guarde rencores de un pasado olvidado, que sonría si acaso se equivoca el presente sin tener que reñir en los instantes que son para amar, que perdone a cada cual con pura bondad.
La forma de sus ojos como almendras aun tiernas y el color oscuro de sus pupilas me seduce a seguir mirándola, la forma de su boca con sutiles aristas y el tono pastel de sus labios tersos me provoca a besarla más cada vez, mucho y sin descanso, abrazando su pecho y su espalda al mismo tiempo sin pedirle permiso al destino y sin mirar a nadie.
Sus manos pequeñas y suaves como la seda calman toda ansiedad cuando me tocan, la forma de su cuerpo de mujer encaja bien en los rincones vacíos que guarda mi piel, acaso el contacto de su desnudez será la medicina divina para mi enfermedad perniciosa de ser romántico y de soñar apasionadamente con amar cada madrugada, y después otra vez.
Desde sus hombros al aire quieren caminar despacio mis manos con cada dedo por su espalda, haciendo piruetas hasta llegar a la cintura, donde la forma genial de sus caderas detrás y en el frente me invita a perderme en sus curvas para ser el dueño de sus secretos espacios, desde el ombligo escondido hasta aquello que es lo sagrado bajo la vestimenta.
Un tiempo nuevo asoma ahora sus horas para calmar la desdicha, para decir un "te quiero" que sea sincero, que por fin sea verdadero, que no tenga palabras atadas detrás, que no guarde rencores de un pasado olvidado, que sonría si acaso se equivoca el presente sin tener que reñir en los instantes que son para amar, que perdone a cada cual con pura bondad.
5-Feb/2020 (Serie Corazones Enamorados)
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