Sentada en la escalera
Te ha visto la tarde sentada en la escalera, serena y sin penas para contar, hoy tal vez sin motivos tu cara quería sonreír, pero todavía no, pues aun quedaba vino en la copa, que el primer tinto sería acaso esperando el ocaso del día para ir por ahí caminando después todos a cenar, y así disfrutar alegres la noche.
La brisa fresca de la tarde perdonó a tu pelo, que lacio se mostraba peinado y sin alborotar mientras tranquilas tus manos se quedaban cruzadas sobre tus rodillas, y parecían sujetar a un mundo ajeno que no quería dejar de girar a tu alrededor, un mundo distinto y lejano que tampoco era tuyo, parecía un mundo de amor.
La fotografía pasó al olvido sin tener dueño y el sentimiento se perdió en el recuerdo sin remedio, fue otro tiempo, uno muy diferente, esperas y planes de vida que luego con Fe novedades y momentos amargos verían, pero al final el destino sabiamente pondría en su justo lugar cada cosa y a cada cual también.
La brisa fresca de la tarde perdonó a tu pelo, que lacio se mostraba peinado y sin alborotar mientras tranquilas tus manos se quedaban cruzadas sobre tus rodillas, y parecían sujetar a un mundo ajeno que no quería dejar de girar a tu alrededor, un mundo distinto y lejano que tampoco era tuyo, parecía un mundo de amor.
La fotografía pasó al olvido sin tener dueño y el sentimiento se perdió en el recuerdo sin remedio, fue otro tiempo, uno muy diferente, esperas y planes de vida que luego con Fe novedades y momentos amargos verían, pero al final el destino sabiamente pondría en su justo lugar cada cosa y a cada cual también.
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