Mirando cosas de ayer

A veces me pongo a mirar cómo guardados se han quedado el lápiz y el papel, igual llena de polvo la maquinilla yace en un rincón, no se usa ya, ahora todo es digital, no hay borras ni tiras correctoras para subsanar los errores al escribir deprisa. Ahora todo parece más fácil.

Del mismo modo un día volví a la Zona, y caminando entre los callejones de la vieja ciudad vi que sólo quedaban los despojos de lo que otrora eran luces, música y romances entre copas llenas de ilusiones de querer y placer. Hoy apenas los recuerdos nos quedan.

Tanto ha cambiado el vivir cotidiano que no parecemos los mismos individuos que antes crecimos sin maldad saludando a la gente que se nos cruzaba en cada esquina, con el trago en la mano, una sonrisa en los labios y el saludo de paz. Era una vida toda distinta.

A propósito de la era digital, se quiere pensar que el amor también cambiará de color y que se irá a vivir dentro del computador, pero sólo son conjeturas demagogas, parte audiovisual del mercadeo que a todos nos llega para algo vendernos. Sin amor no da vueltas el planeta.

Sin embargo, por otro lado, agradezco cada día por tener el privilegio de poder conocer por las vías digitales a gente bonita, a gente buena que nos llena con su belleza y bondad, gente que antes no podía haber conocido sin estar en el mismo lugar y en el mero instante.

Los días siguen pasando parejos, a la misma velocidad y con las mismas interrogantes de antes, las preguntas igual se quedan sin tener respuestas, hoy sin creer en el amor todo se queda triste, se amarga el corazón y de luto el alma viste. Sin amor no florece la rosa roja.

18-Dic/2019 (Serie El Gato y Yo)

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