El reloj de la vida

Así, como pasan sin tener prisa las horas, sin remedio una empujando a la otra, a todos nos llega el momento, sí podemos amar al mundo y a toda la gente, si acaso amor nos queda en el corazón, porque de cada cual depende dar el amor del corazón sin esperar recompensa.

A veces contamos las horas, las que corren sin rumbo de un lado al otro, como cualquier tonto que vago camina riendo sin motivo, ese que anda despreocupado sin un destino. Pero resulta que otras veces algunas horas se nos pasan fugaces sin contarlas, así porque esas veces, no quisiéramos que se pasaran jamás.

El reloj de la vida no entiende de sentimientos ni sabe decir "te quiero", sus únicas palabras son el tic y el tac que suenan sin eco cuando sus agujas se burlan de la gravedad y andan sin pausa por todo el hemisferio, siempre a la misma velocidad, vienen y van sin detenerse, sin cansarse, sin parar un rato en el colmado a tomar agua de coco, tampoco les da calor.

El reloj de la vida es sólo uno, perenne socio y compañero leal de todas nuestras aventuras, uno que no necesita baterías ni tener cuerda para funcionar sin fallar días tras día soleado ó nublado, noche tras noche con la luna y las estrellas nos acompaña y hasta nos habla de costumbres. Y cada vez que lo piensas andan ordenadamente en fila las horas del tiempo.

Contar las horas del tiempo es un misterio antiguo que hasta nuestra época nadie lo ha podido explicar, aunque cualquiera quisiera hoy entenderlo. Basta con decir que hasta los sabios evitan esta discusión, pues se queda hueca la palabra cuando nadie la oye y estéril la razón pierde el sentido, se queda sin amor.

El reloj de la vida puede ser a veces amable, afable incluso, pero otras veces implacable se impone, y así como todo, la vida sucede según la queramos mirar, podemos contar las horas que han pasado y también calcular las que aún no han llegado, pero ¿acaso importa?

1-Dic/2019 (Serie El Gato y Yo)

Comments

Popular posts from this blog

Me deleito con tu personalidad

Maroteando

El Gato entendió