Descubriendo mi cuerpo
Llegamos separados pero listos para encontrarnos, tal cual. Al vernos los dos ya se detuvo el tiempo. Estaban frías sus manos, las sentí con algo de sudor en mi espalda cuando me abrazó cruzando sus brazos sobre mis hombros. Sentí su respirar en el cuello.
Contentos nos mirábamos, curiosos sin pronunciar una palabra, la respiración aumentaba en ritmo y una sonrisa ingenua se marcaba en mi cara cuando soltó las tiras de mi vestido detrás de mi cuello, entonces Yo le ayudé a descubrir mis senos antes sus ojos.
Su mirada delataba una evidente lujuria y parecía deslumbrado, sus ojos se movían raudos de arriba a abajo y de izquierda a derecha mientras iba Yo soltando con calma los botones de su camisa, para dejar también su pecho al aire, como el mío, y abrazarnos.
Sus manos no dejaban de acariciarme desde la cabeza hasta la cintura, jugaban con mi pelo sus dedos detrás de mis orejas, mi frente y cuello empezaban a sudar y mis pezones estaban inquietos, me palpitaba el corazón y mis ojos le dijeron cuánto me gustaba.
Me besó el pecho con suprema ternura una y otra vez, entre los senos primero, después fue un místico ir y venir de uno al otro besando y mordiendo suavemente cada espacio de mi piel al alcance de sus labios, tropezaba su lengua con mis pezones y lo sentía.
Mi vientre temblaba sin tener hambre, sus labios y su lengua recorrieron mi abdomen sin preguntar, hasta encontrar mi ombligo. Yo no sabía cuánto placer se sentía con un hombre sin prisa descubriendo mi cuerpo con pasión, pero hoy ya sé que no lo olvidaré.
Yo estaba ya muy excitada, mi piel se erizaba más y más, sentía además la humedad abundante entre mis piernas, como gotas de rocío iban rodando por mis muslos esos fluidos que se escapaban de mi vulva ya henchida de emoción, sin respetar el panti siquiera.
Respiraba bocanadas, pues la nariz ya no me alcanzaba cuando empezó sin dudar a soltar los broches de mi pantalón, me miraba fijamente a los ojos mientras con destreza me sujetaba, hasta quitarme la ropa y me liberaba. Yo misma no logro hacerlo tan rápido.
Iban bajando suavemente sus manos por mis caderas hasta las nalgas, donde sus dedos exploraron todos esos contornos de mi piel más secretamente guardada con masajes sensuales. ¡Oh Señor! Se me subieron los colores al rostro cuando visitó el monte de venus.
Mi ropa interior ya mojada no fue obstáculo para sentir sus caricias delicadas, pero al igual que el sostén para los senos no aportaba más placer y terminó igual tirado en el piso hasta nuevo aviso. No sentía frío ni vergüenza estando toda desnuda ante Él.
Entonces me pasó lo mejor, que maravillosa manera de besar mis labios genitales y jugar con mi clítoris, besando, chupando, mordiendo y acariciándome, tanto y tanto lo disfrutaba que tuve un orgasmo en su boca, sin penetrarme siquiera me hizo sentir mujer.
Hoy descubriendo mi cuerpo Él, me enteré Yo cuan diferente se sienten en la piel las pasiones cuando hay amores en el corazón. Antes había estado en la cama acompañada, hoy estoy en el cielo sudando pasiones sin calor, convirtiendo mis anhelos en placeres.
1-Ago/2020 (Serie Una Historia)
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