A Mí, me encantas.
Es
bien sabido, pero no siempre dicho, que todo lo que hacemos tiene (sin mucho
importar el orden enumerativo) un por qué, un para qué, un cómo, un cuándo, un
dónde, un con quién, un para quién y por supuesto también un después. O sea,
causas, hechos y consecuencias guardan sus respectivas explicaciones.
Si
aquello es falso ó es verdadero la casualidad lo revelará un día, y será
seguramente cuando menos lo esperaremos.
Como
diría el Ingeniero, la bondad es la materia prima del amor verdadero. Por eso
la Gente Buena es la que la llama la atención, es la que vale, para dedicarle
tiempo, para conversar sin temor temas en cualquier tenor, para reír sin prisa
en una calle sin esquinas, para vivir con pasión los momentos más puros, para
soñar el cielo volando enamorados, para cambiar la vida.
Si
tenemos bondad, juntos podemos construir todo aquello que queremos, con paz
iremos caminando tomados de la mano, venciendo los momentos, perdonando del
pasado los errores, sanando los miedos del presente con la ternura del cariño
sincero. Alegres y humildes los dos triunfaremos, sin celos ni prejuicios, que
con amor todo lo podemos.
Y
a Mí, me encantas Tú... Lo digo sin rodeos, como eres cuando te veo, cuando
hablas, cuando sonríes, incluso cuando callas pero más me encantas cuando te
ríes. Cuando me miras siento que el brillo de tus verdes ojos dice todo lo que
ansío saber.
Me
encantas con tu trato amable, con tu fina cortesía, con tu correcta ortografía,
con tus palabras siempre educadas.
Sí,
a Mí me encanta Ella, la Bella Señora, preciosa mujer de blanca piel con pecas
doradas y lacio pelo castaño claro, la de alma noble que alegra las horas de mi
pensamiento y se adueña sin dudas de todos mis sueños de madrugada.
Te
busco y te espero, paciente y sin miedo.
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