Encierro de corazón

Esta mañana muy temprano, apenas desperté, me encontré sentada cruzada de piernas en la cama a la Conciencia, que sin sueño me esperaba para hablarme de sus cosas, algunas que a seguidas comento Yo.

Las puertas y las ventanas del corazón pueden estar cerradas, clausurando a voluntad tu pecho en un triste encierro, pero siempre quedan rendijas por donde se cuela ingenua la brisa fresca de un amor natural, que divertido y casual silba una canción de romance que te llena el alma de paz, que te hace despertar, entonces sin aviso ya nada puedes hacer con tu soledad... Respira hondo dos veces, que te vas a enamorar.

Al corazón no lo gobierna la razón, sólo lo conoce el sentimiento, el mismo que se queda a vivir en él cuando los anhelos sueñan con unos brazos y unas piernas para entrelazados sujetarse con emoción hasta el amanecer, sin contar las horas del tiempo, cuidando del silencio los gemidos, sin contar las caricias del cuerpo, entregando cada espacio de la piel sin celo, sin contar los besos ni las vueltas en la cama, gozando la pasión carnal del acto de amar.

El corazón no entiende de condiciones, no busca explicaciones ni pide promesas de vida, quiere lo que siente y no sabe contar dudas ni caprichos, no distingue colores ni escucha idiomas, simplemente ama con devoción, siempre.

La Conciencia siempre queriendo todo explicarlo, mientras al lado se ríe el subconsciente...

Un tanto desconcertado me levanté y miré al corazón desde el norte sin decir palabra, sin pestañear siquiera, entonces al verse descubierto buscando apoyo en el sur confesó la trama de su discurso, poniéndose de píe dejó de lado el orgullo y me dijo:
·   “Por favor, vamos a ponernos todos de acuerdo, que cada cual diga sus motivos y sus íntimos deseos, que esto así no puede continuar”.

Ahí vamos, paso a paso, un día a la vez, que el camino es largo y complicado.

19-May/2019 (Serie Un Extraño)

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