Me enamoré de Ella
Un
día me preguntaste si podía separar la realidad de la poesía, y te dije que sí.
Aunque
lo dudaste entonces hoy todavía te digo que es así.
Me
enamoré de Ella, de sus manos suaves que nunca toqué, de su piel con pecas que
nunca besé, de su cara bonita, de su pelo dorado que dócil jugaba con la brisa,
de sus finos labios cuando hablaba y más cuando sonreía, de aquel cautivador
verde mirar brillando como lunas sobre su nariz plena, me enamoré de su voz y
de su risa que me fascinaban con sus melodías. Es Ella una Bella Señora...
Me
enamoré de Ella irresponsablemente, sin su permiso, sin pretenderla, sin darle
mente, sin preguntar siquiera.
No
me enamoré de Ti, me enamoré de Ella.
Sin
buscarlo me enamoré de Ella, apenas le escribía los reflejos de mi fantasía,
pero al notar que me leías por instinto sentí que era a Ti a quien le escribía.
Después,
me enamoraban tus palabras, tus ideas, las cosas que decías sin presumir, sin
Yo saber siquiera qué muecas tu cara ponía porque no te podía ver, y aún así
sin conocerte me enamoraba tu postura educada, tu correcta ortografía y tu risa
espontánea.
Mucho
de lo poco que te conocía es mucho de Ella.
No
sé si Tú eres Ella ó si Ella eres Tú. No sé si acaso es a veces, ó tal vez es
siempre, ó quizás nunca lo es, no, no lo sé, Yo sólo puedo contemplar la imagen
de su cuerpo vestido de ropas y calzados elegantes, sólo puedo imaginar su
personalidad coqueta con sus nobles virtudes y sus defectos tan perfectos.
Finalmente,
no sé quién es Ella ni sé quién eres Tú.
Y
en medio de todo este dilema, el Amor y el Tiempo se quedan callados, pícaros
nos miran sonriendo y cada cual sigue siendo dueño de lo suyo, nada dan en
adelanto, todo lo dejan guardado para el momento adecuado.
4-May/2019 (Serie Amor y Tiempo)
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