Confesión puntual
Desde que te conocí aquella tarde de junio supe que eras única, ya para empezar me dejaste sin habla, a Mí, que hablar sabía...
no por la fragancia dulce a frutos cítricos de tu perfume, que de hecho me encantó;
tampoco por ese inquietante ritmo de tu firme caminar, que cuando al pasar el busto de tu pecho hacía voltear cabezas, y tus anchas caderas que se lucían triunfadoras;
menos que más por la tierna belleza de tu preciosa cara, que sonreía adornada con esa abundante cabellera que impacta a cualquiera que lleve sangre por las venas;
ni siquiera por la profundidad de tu mirada cuando tus grandes ojos marrones de luz brillante se veían azules y me decían frases sinceras sin que tu boca pronunciara una palabra mientras toda mi piel se erizaba;
nada de eso te hace diferente a las demás, tus atributos formidables de una persona inteligente, tus modales aprendidos de fina dama educada y tus espectaculares dotes de mujer hermosa ya los había visto antes...
supe que eras única cuando sentí tu energía llena de bondad arribar antes que tu cuerpo a donde te esperaba, ya por todo el lugar se advertían otros colores, olores distintos, se notaba el cambio del ambiente, y llegaste...
llegaste Tú, no sólo a tomar un café con un extraño señor al que no conocías, viniste a enseñarme que aún no se había terminado la vida, sino que Contigo apenas empezaba a tener sentido un mundo que creía perdido, olvidado y fuera del alcance de mi vivir, uno con amor que sería posible solo en sueños;
viniste a conquistarme con tu forma de ser honesta, trayéndote Contigo tus caprichos particulares, siendo curiosa descubrirte mis demonios románticos, siempre sonriendo en cada abrazo, cerrando los ojos al besar;
te quedaste a enamorarme con tu natural manera de amar, a ser mi maestra para que fuera Yo una buena persona, para ser mi fiel cómplice y convertirme en el mejor amante que estuvo en tu cama, para ya ser el reflejo vivo que vio el espejo del aposento hacerte el amor entre las penumbras del atardecer;
llegaste Tú y todo cambió, desde entonces me haces feliz, soy afortunado y agradezco por cada instante que hoy me regala la vida para estar a tu lado, soy siempre conforme y ando emocionado sólo de mirarte sonreír;
hago esta confesión puntual antes los ojos de Dios para que sepas, y no olvides, cómo te pienso y te sueño, cómo te admiro y te agradezco, cómo te quiero y te cuido, todo para ser Contigo dichoso en cualquier lugar.
4-Dic/2021 (Serie Amor maduro)
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