¿Qué vamos a cenar?
Martes en la Casa, tranquila, me levanté tarde, pero ando recogiendo todo y limpiando un poco, aprovechando el día feriado. Al mediodía me comí algo rápido y ahora voy a prepararme un baño con aceites y sales, mi piel me lo agradecerá y creo que también Él.
A propósito, ¿y por dónde andará ahora el Caballero que tanto me añoña? Ayer hablamos algo rápido, pero no me dijo nada de hoy. Esperaré un rato a ver si llama. Si no lo llamó Yo y le digo que venga a ver televisión, aquí algo cocinamos para cenar temprano.
Mejor mando un mensaje de texto: “Hola Corazón, me estoy bañando con aceites y sales ¿vienes a estregarme la espalda? También podemos ver tele y preparar algo de cena.”, y “Hola Corazón, estoy haciendo algo y no sé si pueda, te digo más tarde.”, respondió.
A veces Una tiene que incentivar a su hombre para que tome decisiones, así que le escribiré de nuevo: “Bueno, Tú eres el que sabe, te pienso mucho y no quiero masturbarme, hoy me siento muy sola.”, y Wao! “Tranquila, en una hora estoy Contigo.”, contestó.
Ya bañada y perfumada de pies a cabeza me fui a ver qué había en la nevera para la cena. Justo oí alguien en la puerta y también las perras ladraron, había llegado. Grité: “estoy en la cocina”, y su cara sonriente apareció: “¿qué vamos a cenar?”, preguntó.
Antes de que pudiera Yo responderle me abrazó besándome con loca pasión, apenas cerré los ojos y lo abracé también, con su mano izquierda soltó mi pelo y lo enredó entre sus dedos, con la mano derecha firme sujetaba mi espalda casi en la cintura. Lo sentí.
No sé cómo la bata de cama se me soltó del cuerpo y mi ropa interior terminó en el piso dejando mi piel desnuda a merced de sus caricias, entonces me arrodillé ante Él para soltar su correa, ya sin pantalón mi boca callada le contó el secreto de mi odisea.
Luego pude quitarle la camisa y al tenerlo de espaldas en el suelo dominé su masculinidad con el movimiento de mis caderas, Yo gemía, me lo gozaba en cada vaivén mientras Él acariciando mis senos me sostenía también hasta que el clímax me dejó en su pecho.
Como buen amante nada olvida y al poco rato apenas recuperando el aliento me miró de lado y de nuevo me preguntó: “¿qué vamos a cenar?”. Tuve que reírme, Yo desnuda sobre su cuerpo en el suelo y Él pendiente de la cena. Le dije: “cómeme a Mí”, y se sonrió.
Entonces, me abrazó con ternura y alivió mi cansancio pasando sus manos muy despacio por toda mi espalda hasta llegar a mis nalgas, me dijo al oído con voz de arrullo: “vamos a la cama y luego vemos lo de la cena, que me quedan muchas ganas de Ti todavía”.
31-Jul/2020 (Serie Una Historia)
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