Me venció el orgullo

No sé si hoy termina la semana pasada ó es que apenas empieza una próxima semana. La mañana del domingo me encuentra sola, toda arropada y con pijamas, mientras todavía bajo las sábanas de mi cama duerme acurrucada la soledad, la única que hoy me acompaña.

Callada la soledad se acuesta Conmigo cada noche sin mediar palabra, sin tener siquiera una discusión, porque Él ya no está más a mi lado y Yo no puedo volver a hablar con mi corazón del tema, todavía me duele hasta el alma de tan sólo pensar en su nombre.

Después de algún tiempo mis párpados sanaron pues se quedaron sin lágrimas, cansados de ser vanos lamentos los sollozos encontraron el silencio, así mis almohadas empezaron a secarse y de a poco fueron perdiendo el olor de su sudor y la forma de su cabeza.

Entonces, aquel día antes de pensarlo mi orgullo me hizo soltar la lengua para gritar todo lo que debí callar, y de repente todo aquello que todavía tanto extraño perdió el sentido y dejó de ser, aquella fantasía de amor se convirtió en mi realidad de hoy.

Me venció el orgullo, ese que tenía amarrado muy bien tras los placeres de la piel para que no se soltara a estropearlo todo. Pero hoy, ya no puedo volver atrás a pedir perdón, no encuentro fuerzas ni valor, tengo que aceptar mi error y cumplir mi condena.

Acaso para volver con Él y ser de nuevo quien fui humilde le entrego mis íntimas súplicas al creador, sólo él podría arreglar este desastre que vivo a diario, podría perdonarme por la estupidez de haberlo apartado de mi vida. Me venció el orgullo y lo amo.

18-Jul/2020 (Serie Una Historia)

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