El recuerdo de una noche
A causa del pesado tránsito típico del final de la tarde, el reloj me sintió llegar un par de minutos pasada la hora de la cita, pero lo importante fue llegar tranquilo, sin comer ansias, mas con tiernas ganas. Y gracias a la tecnología se abrió la puerta.
El saludo sencillo, mas lleno de emoción, nos dejó libre el camino al aposento alto que esperaba fresco sonando románticas baladas. Al momento, me senté en el piso para soltar sus sandalias y Ella me abrazo por los hombros para calmar mi rauda respiración.
Sin planear cada paso anduvimos los caminos de ida y vuelta sin detenernos, sin mayor pudor disfrutamos cada momento. Ella es simplemente sensacional en su accionar, prudente y traviesa a la vez, siempre con la sonrisa pícara en los labios. Sabor fenómeno.
Cada mirada callada, cada abrazo frente con frente, cada beso de lado, cada caricia atrevida, cada suspiro gimiendo y todo lo demás lo recordaré siempre, los anhelos quedaron hechos placeres a todo dar sincero y recibir sin celo. Hasta que llegó el hambre.
Fue un tiempo mágico de delicias, de la mente las conversaciones amenas, del cuerpo el goce de los encantos sin cansancio y para estómago los alimentos suculentos, todo fue perfecto, sonriendo nos olvidamos del tiempo, hasta que fue oportuna una despedida.
El recuerdo de una noche se queda perenne en mi mente, un recuerdo feliz que me dio la vida sin merecerlo, gracias a la compañía maravillosa de una persona, que cual tierna niña y sensual mujer hizo de cada instante un antes y un después a la hora de amar.
15-Sep/2021 (Serie Madrigal)
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