Me enseñaste

Un día te invité a tomar café y me enseñaste cómo es que se toma café, con ganas y sabor.
Entonces quise conversar Contigo y me enseñaste cómo se conversa toda una tarde sin ver el reloj, entre miradas largas y sonrisas pícaras, hablando de todo sin prisa.

Curioso quise tocar tus manos y encontré la piel más suave que ha podido cubrir un cuerpo humano, así me enseñaste cómo la suavidad tiene tu nombre.
Todavía sorprendido, quise entonces saber del olor de tu cuello, y me ensañaste cómo huele bien una mujer.

Con el pasar de los días se alegró mi vida sin medida, con tu mirada, tu voz y tu risa, todo era fácil cuando estaba a tu lado, sin hacer planes.
Sin nervios llegaba a tu encuentro en cualquier lugar, sin celos te vía por doquier elegante, bella, preciosa.

Osada mi boca un día al final de la tarde le robó un beso a tus labios, y bien sabes cuáles fueron los efectos que dejó el sabor de tu labial color pastel en Mí. Desde entonces quería comer tu boca toda cada vez que te veía, y quiero todavía. Me enseñaste.

Sin ninguno buscarlo cada vez se fue achicando la distancia entre los dos, confieso que era algo que mucho Yo deseaba y no niego que propiciaba cuando podía. Entonces, me enseñaste que el calor de tu cuerpo era alimento para mi alma, la que andaba desnuda.

Te pedí un abrazo sin saber cómo sería aquello, y me entregaste la ternura de tu pecho vibrando de emoción, mi corazón aprisa empezó de latir por Ti, y mis manos se adueñaron de tu espalda, y tu pelo se posó en mi cara. Tú me enseñaste lo que es un abrazo.

Una cosa trajo la otra, un número que gusta y un billetero que insiste. Normal era la risa y al final mi boca supo del sabor de tu boca, tu aliento en mi cara, tus labios y tu lengua hechizaron el ambiente. Me enseñaste a besar con el corazón en las manos.

23-Sep/2021 (Serie Persona Única)



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