Él me hace bien

Hoy me desperté sin recordar qué fue lo que soñé, pero sí tiene que ver con Él porque mi cuerpo guarda la evidencia de humedad que moja mi cuerpo al estar cerca de su piel. No tenía idea de que a mi edad me pasarían estas cosas, pero ¡qué bueno se siente!

Su presencia me hace bien, su mirada sana me hace bien, su saludo alegre me hace bien, su abrazo cálido me hace bien, su conversación amena me hace bien, el roce de sus manos me hace bien. Incluso leerlo me hace bien. En general: Él me hace bien, con todo.

Nos hablamos sin horario y disfrutamos cualquier ocasión al vernos en cualquier sitio. Pero cuando compartimos sanos ratos entre risas, acaso tomando un café, a menudo tenemos momentos de tensión donde quisiéramos comernos a besos sin que importe el lugar.

Me da risa cuando a veces me dice muy serio que lo deje comerse mi pintalabios. Increíble, salta con cosas delante de la gente que me dejan sin aliento, es una forma distinta de pedirme besos, y Yo que disfruto de sus labios traviesos, simplemente lo dejo. 

Cuando compartimos emociones con loca pasión, Él me ama y Yo lo amo, con fuerza y empeño nos entregamos hasta agotarnos en los placeres más sagrados llenándonos de gozo y disfrutamos por horas sin mirar el reloj. Me creía Maestra y terminé siendo aprendiz.

Después de amarlo sereno duerme mi cuerpo, pero mi mente no deja de tejer una telaraña de preguntas que al final no logro responder, me nace desvalida la duda de cómo sería estar siempre con Él, vivir a su lado, ser su mujer. Del sueño con miedo despierto.

Él me hace bien, así lo siento, aunque no siempre estoy segura de que estar con Él es lo que quiero. Desde hace tiempo amo mi libertad, hacer cualquier cosa sin consultar opiniones, disfruto incluso de Mí sin necesidad de nadie más. Aunque Él es diferente.

1-Ago/2021 (Serie Deseos de Mujer)



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