Amor adulto
Amor adulto
Ya está metida de lleno la primavera en el calendario, amanece más temprano, el sol sale a calentar con bríos renovados, con el alba llega la esperanza y también la alegría de sabernos amados.
Nuevos caminos y un almuerzo diverso, así nos acompañábamos la vida un mediodía, divertidos momentos, simples y sencillos; un café caliente en el parque y uno frío para variar, ya hacía calor.
Ni corta ni larga la tarde pedía descanso, quitar de encima las ropas y refrescar el cuerpo, ambos sabíamos lo que queríamos, incluso sin tener que conversarlo, y ver una película sonaba bien.
Después del baño no hace falta imaginar qué vestimenta se precisa, la espalda un poco todavía mojada se acomoda en la cama, el pelo irá creciendo hasta estar como antes, mientras así la adoro.
Me mira risueña, toda coqueta recostada desnuda en su almohada, Ella me muestra siempre su mejor sonrisa, es tan linda su cara que me conquista enseguida. Loco enamorado me tiene cada día más.
Sus ojos alegres brillan reflejando los matices azules del deseo que habita en su corazón, y ya nada necesita explicación cuando la picardía aflora en su risa de niña adulta sin miedo de amar.
Callado la observo, Ella sabe que muero de ganas por morderle los labios, todos, con calma sentir el sabor de su piel adentro para luego bajar llevándole besos desde el pecho hasta el vientre.
Entonces, sin calor ni frío, las palabras se ausentan y las miradas comentan, la piel se eriza primero y se humedece después, la maravilla se hace presente, es magia, nuestros cuerpos son uno.
El nuestro es un amor bonito, azul, adulto, ese sentimiento ya maduro que nada pide a nadie y todo lo da con gusto. La quiero y me quiere Ella, los demás que se acomoden como puedan, si acaso.
Ese amor adulto, bonito, que por tanto tiempo habíamos buscado nos ha encontrado sin previo aviso, y somos dichosos de vivirlo juntos sin pretender ser expertos, o mejor dicho, siendo felices.
11-Abr/2022 (Serie Amor cotidiano)
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