Los estados de la palabra

Se quedó parca la palabra cuando quiso hablar al verla llegar, cual saludo la suave brisa que fresca soplaba se marcaba en cada lado de su pecho, quedaba impresionado con el movimiento de sus caderas al caminar entre la gente, detrás el silbido del viento.

Se quedó corta la palabra cuando tuve su abrazo del lado izquierdo, mi espalda sintió un corrientazo desde arriba hacia abajo, cuando sus labios se hicieron con mi boca de mutuo acuerdo cambiamos el diálogo por gemidos discretos, a dúo perfecto sin ensayo.

Se quedó muda la palabra cuando vi su desnudez, acaparaba toda mi atención su natural hermosura y con sobrada razón, entonces la suavidad de su piel dejó atónitas a mis caricias, las que otrora fueran vanidosas ahora serían humildes ante la divina ocasión.

Se quedó sorda la palabra cuando mi nariz fue alcanzando olores por su cuerpo, de ninguna flor podía comparar una fragancia así dulce y agradable, cada rincón que descubría recorriendo su anatomía me hacía respirar mayores emociones y ya crecía mi ilusión.

Se quedó ciega la palabra cuando probé el sabor de su ser, sus labios primero y después sus senos, ya al final cuando llegué al monte de Venus no me pude devolver, cerré los ojos y me olvidé de todo, sus nalgas quedaban abrazadas hasta que cambió el sabor.

Se quedó olvidada la palabra cuando sentí sobre mi cara la humedad y el aroma de su sudor, una muestra inequívoca de su pasión sagaz que superó cualquier precedente que con celo guardaría mi memoria, sin tener antecedentes ocupó un nuevo sitial preferente.

Se quedó con nuevos sinónimos la palabra ante su forma de amar, calmada y sensual jugó con el momento mientras pasaba el tiempo sin que nadie lo extrañara, hasta que por un instante perdí la fuerza y la respiración, luego volverían con mejores deseos amar.

8-Ene/2022 (Serie Amor Maduro)

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