Soldado del bien
Muchas veces y por mucho tiempo sin titubear dejé de lado mi bienestar (demasiado tal vez) para luchar a capa y espada sin descanso contra la adversidad, para proteger a aquellos que tanto amé, y que entendía además me amaban también. Fui soldado del bien.
Fui un Aprendiz muy audaz, aunque sin Maestro, tropezando con todo a mi paso pero, siempre de frente a los espectadores sin miedo al qué dirán para lograr el soñado porvenir. Fui iluso y confié en el proceso, sin juzgar al mundo y su gente creí en el amor.
Fui guerrero de mil batallas, incluso de algunas que me eran ajenas, fui dulce victoria entre risas y cantos, y también amargo pecado entre miradas y llanto. Se me pasaron las horas sin curar las heridas y se secaron mis ojos con la brisa del largo camino.
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