Cuando perdona el alma

Se queda el alma en espera, se queda y no mira hacia afuera, se queda y nadie la vista le enseña, se queda así, como siempre es ella, serena.

Nadie llega a pedir un milagro, nadie viene a traer un consuelo, todos pasan de largo como agua de un riachuelo buscando el lejano mar para desaguar y el cauce andado olvidar sin celo.

Hoy se viste tranquila el alma de mañana nueva, sin cargar ni una pena se cepilla el cabello, tampoco es que tiene prisa, se viste sola y sin mirarse al espejo sabe que la elegancia es toda de ella, no es coqueta, pero sí es bella.

El alma sabe esperar y espera, igual sabe el alma amar y ama, sin embargo, cuando todo es sabido entonces aprende el alma a olvidar y olvida, perdona las horas que pasaron sin dejarnos alegrías, perdona al destino que vino a probar suerte sin tener la certeza de permitirnos felicidad.

Al final, cuando perdona el alma ya se calman las ansias, ya no hay dolor ni tristeza, el perdón limpia el corazón por fuera y por dentro, el perdón cambia el llanto por risas y cantos, sin buscarse se hallan los amores sinceros, los que antes callaban y que hoy son magia sin misterio de un tiempo nuevo, se hallan aquellos que no tienen reloj ni fecha de expiración.

Cuando perdona el alma se siente paz y es posible todo lo demás, renace la bondad y puede de nuevo nacer un gran amor, uno bonito, acaso alguno verdadero, ese que algunos sabios llaman “amor del bueno”.

22-Sep/2019 (Serie El Gato y Yo)

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