Y Ella, ¿quién es?

La vi cruzando, fugaz iba con gracia entre los comentarios de muro en muro. Me motivó a levantar la vista su sensibilidad abordando los temas cotidianos, incluso sin pretender a nadie agradar. Me llamó la atención la fuerza de su bondad. Y Ella, ¿quién es?

Me cautivó su palabra, la que escribía sin cuidar apariencias ni evitar una ocasión para opinar cabalmente según su parecer inteligente. Por nadie la sentí respirar agitada mientras comentaba por doquier. No vi su cara ni sus manos, pero recibí su energía.

Me deleitó observar en la distancia su postura casual, pero siempre auténtica, pinta que no le causa temor ser quien es a toda hora y en cualquier lugar. Muy a pesar de los años (y contados sus daños) azul luce su luz áurea donde llega. Ajeno pero curioso.

Me encantó su voz, dulce y melódica, con tonos de ensueño hablando serena con unas frases sinceras matizadas por acentos de lenguas foráneas que a veces habla sin percatarse siquiera. Mis oídos estaban muy contentos y sentí paz interior. Y Ella, ¿quién es?

Me provocó por la clase de su sencillez sin Ella saberlo hasta querer abrazarla, para tener su espalda cubierta de la brisa del atardecer y cuidar su cintura, para sentir el calor de su pecho y entre sus senos oír los latidos de un corazón noble y honesto.

Pero Ella Conmigo no está y apenas quizás logre que me recuerde algún día, acaso con una sonrisa sutil con el labio mordido mientras mira el sol dejando atrás el horizonte una mañana de primavera, justo antes de salir a caminar con cautela la gran manzana.

Con suerte tal vez me busque Ella sin pretenderlo entre las lágrimas de glicerina que ruedan dentro de su copa de vino alguna noche escuchando una balada después de cenar. Ó quizás simplemente todo se quede sin más ni más, y me reste agradecerle a la vida.

30-Abr/2021 (Serie Aire de Mercurio)

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