Sí, es raro.
Sutil cual suave brisa de verano que cálida y fría de un lado al otro sopla entre los pasillos donde has nacido al mediodía; callada como el retrato de juventud que reposa en la repisa coqueteando con profunda mirada azul a cada visita que lo ve al llegar.
Discreta como la sombra que camina detrás de tus pasos, esquivando las líneas del piso, queriendo llegar sin llamar la atención.
Te miras al espejo al llegar y te presumes a Ti misma sin tino, muy a pesar de los años contados en el calendario reluce la belleza corporal y la frescura de tu sonrisa que cautiva a los comensales, quedando condenadas las miradas ante la compañía firmada.
Desde dentro de tu ser la bondad se asoma a ver quién anda hablándote, acaso ya te cuida de no ser otra vez juguete del destino.
Y en la distancia más lejana después de los mares Yo como puedo te admiro, en silencio, sin moverme contemplo con emoción las virtudes de tus frases, la complejidad de tu conocimiento, la belleza de tus ideas y me encanta la sensibilidad de tu pensamiento.
¡Qué raro! Sin mirarte te veo, sin oírte te escucho, sin sentirte te siento, sin olerte te huelo y sin poder quererte te quiero.
24-Abr/2021 (Serie Aire de Mercurio)
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