Visita inesperada
El
entorno era diferente, nuevamente, distinto a las anteriores localidades. Las calles
transitadas, los aparcamientos escasos y distantes, ninguna privacidad; pero ya
nada importa, es tiempo de confrontar las realidades.
Caminando
despacio va mirando hacia el edificio marcado con el ordinal 14, justo en la
segunda planta se advierte un balcón a cada lado del lugar, sin saber aún cuál
será su destino busca la puerta de acceso, donde encuentra un panel con los
timbres.
Ya
no se sienten mariposas en el estómago, ha pasado tanto tiempo que igual será
sorpresa cualquier expresión: alegría, vergüenza ó repudio; al final las miradas
serán las que se ocuparan de conformar el diálogo. Hay cosas que nunca cambian.
Una
vez en la puerta de entrada, identifica y presiona el botón bajo la marca Apto
201, y espera un momento; pasado un tiempo prudente presiona
de nuevo el botón ante la falta de respuesta. Pero sigue sin escuchar una respuesta.
Mientras
el Visitante espera detrás de él llega una persona que le pregunta su destino. Parece
un Inquilino con acceso a la puerta pues lleva en la mano un llavero con
algunas llaves que van sonando mientras camina.
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“¿Usted viene a visitar a alguien?”, le preguntó el Inquilino.
-
“Voy a ver a la Doctora, soy amigo de la familia”, le responde el Visitante.
-
“¿Cuál apartamento es?”, le pregunta entonces el Inquilino.
-
“Creo que es el 201, nunca había venido”, responde sin gracia el Visitante.
El
buen samaritano sin cuestionar nada más abre la puerta y permite la entrada al Lobby del edificio, donde al fondo se ven
el ascensor y las escaleras.
-
“Gracias, usaré las escaleras, es sólo un piso subiendo”, le dijo el Visitante al Inquilino.
Con
cautela encamina los pasos por las escaleras hasta llegar al segundo nivel, donde
divisa las puertas de madera oscura, una a cada lado del ascensor, ambas marcadas
con los numerales correspondientes con siglas plateadas.
Se
detiene frente a la puerta y con determinación toca con los nudillos de la mano
derecha dos veces, como era su costumbre en otra época.
Al
observar que no tiene respuesta su llamado (sólo se escucharon unos ladridos),
respira hondo y toca de nuevo, esta vez con mayor firmeza, dos toques fuertes
que se sintieron sonar incluso dentro del apartamento (de nuevo los ladridos
sonaron).
Pero
al cabo de un par de minutos igual nadie responde a su llamado. Confundido ante
el acto el Visitante emprende la retirada del lugar, sin saber si ha sido
ignorado ó simplemente fue una visita inesperada en una hora inapropiada.
De
regreso al vehículo, algo, como un mensaje de energía sobrenatural, le decía a
su corazón que el apartamento no estaba vacío.
21-Mar/2019 (Serie Una Historia)
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