Escapada
Aquel camino de ida al lugar
impacientaba ya tu mirada
buscabas datos para llegar
un mundo de amor nos esperaba.
Llegamos y subimos despacio
observando el interior en paz
ligero equipaje, mucho espacio,
y suspiramos una vez más.
Cuando apenas pudimos entrar
elegante la cama esperaba
entre abrazos, besos y demás
la ropa después quedó tirada.
Sin paz caminaba, iba y venía
de lado, alrededor de la cama
parco una y otra vez te veía
nada distraía mi mirada.
Tenías la mirada serena
al cerrar las puertas y ventanas
al quitar las colchas sin espera
y amarnos sin límite en la cama.
Tendida en la cama sin noción
pudiste las luces apagar
no tuvimos otra distracción
era una escapada para amar.
Tu piel me llamaba con su olor
con esos aromas fascinantes
tus manos tocaban con pudor
no podía perder ni un instante.
Al rato, ya vencidos por fin
iba secándose tu sudor
y volviste a levantar en Mí
las ansias, anhelos y pasión.
Decías: “mi cuerpo quiere más”
tus pequeños ojos medio abiertos
mirando uno menos y otro más,
todavía esa ilusión recuerdo.
Tus manos, tus labios de mujer
y unos besos con distinto estilo
llamaron en mi cuerpo otra vez
esas fuerzas que había pedido.
Toda vez te disfruto admirado
tu caricia divina me anima
si me estremezco quedo callado
dichoso me haces sentir la vida.
Juventud del alma con encanto
maestría del cuerpo de fuego
son aliadas perfectas por tanto
de tu forma de amar con esmero.
A tu espalda entonces me abracé
todos mis dedos acariciándote
y tu piel me invitó y me entregué
con los ojos cerrados besándote.
Detrás la ventana nos mostraba
matices de colores brillantes
era una bella noche estrellada
que casual nos miraba intrigante.
Una noche tranquila sin luna
que había firmado la pasión
con algunas horas de locura
que luego vencidos nos dejó.
Luego saberlo todo querías
confundidos tus pies y los míos
al final de la cama yacían
reíamos muriendo de frío.
Con fulgor tus ojos me decían
de aquella felicidad serena
que por fin tu cuerpo ya sentía,
¿era acaso una noche cualquiera?
Acaso más discreta esta vez
como testigo la primavera
de nuestro apasionado querer
vivimos una noche cualquiera.
Más luego de noche a madrugada
se sintieron los sueños celosos
el derroche de pasión dejaba
tu cuerpo dormido con decoro.
Al despertar, aún soñolienta
en silencio buscabas saber
cuándo acabaría la contienda
feliz para arroparte otra vez.
Quizás querías seguir durmiendo
entre sábanas desnuda en cama
sutilmente acariciar mi cuerpo
y seguir soñando hasta mañana.
De repente me abrazaste riendo
todo te era poco y me besaste
anhelos y pasión, nuestro tiempo
cerrando los ojos te entregaste.
Tus manos sin cadencia temblaban
con presión apretaban mis hombros
tus labios blandos casi cantaban
mil quejas alegres y sollozos.
Toda la piel de tu cuerpo adoro
sobre Mí, abrazados por doquier
así no podía abrir los ojos
no podía parar de querer.
Tus piernas cruzadas casi abiertas
con fuerza entrelazaban las mías
quieta quedaba la piel sin fuerzas
sudando tu cabeza veía.
Luego de la primera emoción
dejaste toda tu desnudez
escuchando latir mi interior
recostada en mi pecho con Fe.
Cuando ya todo estaba sereno
apartada de Ti ya dormías
escuchaba Yo un sonar discreto
era tu respirar que se oía.
Quedabas tendida sin razón
como buscando un brazo torcer
riendo sola, feliz, sin temor
te llegaba así el amanecer.
Cantando las caricias de amor
cerrabas los ojos sin querer
perdías la letra y con fervor
decías “hazme tuya otra vez”.
De lado el cansancio se quedó
secos ya los sudores, tu piel
hizo otra vez nacer la pasión
de nuevo para amarte, otra vez.
Fuimos los dueños de la locura
una vez, otra vez y después
luego quieta la cama y a oscuras
perdimos la voluntad de ser.
Al final ya todo era fugaz
el cansancio nos hizo dormir
fueron tantos deseos de amar
nos llenó la vida de vivir.
Al despertar la vida seguía
tu pelo se había alborotado
la ropa en el suelo todavía
y los zapatos igual tirados.
La ducha era distinta, perfecta
con los cristales grises, opacos
igual te delató la silueta
recordé aquellos tiempos de antaño.
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