Despertar: anhelos y pasión.
Mientras dormías estando tranquila
De pronto sin más me fijé en tu cara
Al despertar, ya estabas convencida,
Te miraba risueño, caminabas
abrazabas con tacto mi almohada
y suspiraste como sorprendida
cuando fugaz aquel sueño empezaba.
Avanzada la noche ya dormíamos
perdí mi pijama en la madrugada
la piel del cuerpo desnudo sentíamos
me abrazaste de repente, callada.
Así, tus ojos cerrados veía
con la sonrisa discreta reíste
parecías dormida todavía
mucho me gustó serena sentirte.
Mi piel toda fría estaba sin dicha
y tu cuerpo estaba todo caliente
así tu abrazo me excitó deprisa
al sentir tu ser húmedo en mi vientre.
Todavía creo que lo soñabas
sin saberlo siquiera me tenías
abrazando tu cintura Yo estaba
justo donde en un sueño me querías.
Me tomaste sin tiempo y sin medida
tanto arriba como abajo lo hacías
me lucía que seguías dormida
mientras con ansias de placer gemías.
Te contemplaba sutil, sin cadenas
con pasión en tu entrega sin medida
con gran habilidad en tus caderas
que movías con voluntad divina.
Mientras dormías serena reías
luego, cuando te tomé de las manos,
estrechaste ya con fuerza las mías
como mostrando tus ansias de amarnos.
Aunque quizá dormías, te movías
Yo además acariciaba tu espalda
y estremecida tu piel se escondía
los anhelos de pasión nos ganaban.
De pronto sin más me fijé en tu cara
así soñando, dormida quizás,
en tu boca había labios sin calma
así como pidiéndome aún más.
Al despertar, sin cuidar el pudor,
quedó sin cubrir tu pecho de cuna
que me enseñaba todo su esplendor
y los contrates de tu piel desnuda.
Al despertar, sin hablarme siquiera,
me miraste con tierna sencillez
como queriendo saber sin espera
si mucho habías dormido esta vez.
Al despertar, aún desorientada
tu pelo aún algo húmedo tocaste
volvías en Ti aún desconcertada
y aún avergonzada me miraste.
Al despertar, ya pasado algún rato,
miraste inocente y con alegría,
sin abrir mucho los labios acaso
dijiste tímidamente: “buen día”.
Al despertar, sin mencionar el hecho,
“me siento cansada”, apenas
dijiste
mas Yo nada comenté del suceso,
de la aventura de amor que viviste.
Al despertar, dijiste recordar
que Conmigo habías soñado anoche
que fue tan maravilloso soñar
el amarme sin celos, sin reproches.
Al despertar, no sabías qué hacer,
si contarme del sueño de tu vida
ó por curiosa pedirme saber
qué hacías cuando gritabas dormida.
Al despertar, te sentiste desnuda,
“¿qué gritaba anoche?”, me
preguntaste
impaciente, te mataba la duda
pero Yo no sabía qué contarte.
Al despertar, ya estabas convencida,
quisiste haber dormido más tal vez
y seguir gozando el placer de vida,
volver a ser mi Maestra, otra vez.
Dije: “prefiero repetir tu sueño
pero mejor estando Tú despierta,
para ser Yo tu verdadero dueño
y saber que no me tendrás vergüenza”.
Prefiero mostrarte Yo sin bemoles
cómo hacer realidad tu ilusión
para que me muestres Tú sin temores
tus ansias, los anhelos de pasión.
Prefiero que bien despierta me sientas
que digas que soñar sólo es soñar
y que el amar no tiene hora ni cuenta,
soñaste amar y amaste sin soñar.
En la cama ya sentada Conmigo
mirabas con sorpresa alrededor
un entorno cálido, era distinto,
entonces entendiste, era mejor.
Luego te invadió la risa sin tino
en el hotel aquella habitación
fue mi cómplice fiel, nuestro testigo
de los anhelos de tanta pasión.
Sentado en un rincón Yo te miraba
mientras la marea de aquella noche
no dejaba mover tu piel cansada
para lavar el paso del derroche.
Al levantarte notaste seguido
por el piso las ropas enredadas
y los zapatos todos esparcidos
por debajo de los muebles estaban.
Tus pies descalzos solos se movían
por instinto y sin voluntad, de frente
caminando torpemente seguías
en un ambiente nuevo, diferente.
Te miraba risueño, caminabas
con fatiga y apuros de orinar
buscando por cada puerta llegabas
aquejada hasta el baño del lugar.
Un tiempo después volvías del baño
te sentabas a mi espalda sin guía
abrazando mis hombros con reparo
para preguntar por la hora del día.
Debo imaginar que era lo más propio
bañada y con una ropa casual
luego de tanto ejercicio en el sitio
buscar algo para desayunar.
Sin embargo, al volverte a abrazar
te vi lozana y quedé convencido,
el amarte otra vez, una vez más,
me era mandatorio, soy quien he sido.
Más intranquilo tu cuerpo temblaba
en la cama buscaba posición
ciñendo los ojos te acariciaba
insaciable gemía tu pasión.
Tu pelo crecido y alborotado
todo se confundía entre mis dedos
mientras Yo te sujetaba sentado
al borde de la cama con apego.
Tus piernas cruzadas hasta los pies
me abrazaban la cintura detrás
y movías las caderas después
era magia tu maestría astral.
A pesar del aire acondicionado
el sudor goteaba por tu cuello
delataba un amar apasionado
éramos ya los dos un solo cuerpo.
28-May/2013 (Serie Anhelos y pasión)
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