Sentada al borde del mar
La tarde discreta empezaba a recoger sus nubes para irse a occidente en paz y justo al borde del mar la brisa de dirección ya quería cambiar, entonces atrapada por la cámara de un celular sutilmente sonreías sentada tratando de disimular el deseo de posar. ¡Qué lindura tu cara angelical! Ingenua inclinabas la cabeza despeinando tu pelo suelto quizás para llamar la atención, acaso olvidando que de piernas cruzadas tu postura es digna de grandes halagos, que no es lo mismo sentarse bien que saber cómo hacerlo. Sentada al borde del mar sin tanta ropa cubriendo tu cuerpo cuando llegue la noche sentirá frío tu piel, si brillara la luna y no encuentra tu espalda un abrazo cambiaría tu sonrisa, tus piernas y tu pecho tendrían que tener abrigo para evitar mostrar más. ¡Qué imponente tu figura corporal! El pulcro cuido de tus manos, y también de tus pies, denota amor propio y compromiso, es pleno deleite para cualquier Caballero que entiende cómo una Dama se cuida, y mejor será callar de...
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